MIAMI – A pocas horas de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas, la incógnita sobre el desenlace sigue latente. El candidato de centro derecha Emmanuel Macron parece haber ganado el debate televisivo el jueves por la noche, pero su contrincante, la candidata nacionalista Marine Le Pen, logró obtener unos puntos de ventaja.
Esto ha puesto al rojo vivo las elecciones y llevado a ciertas alteraciones del orden público que tienen a las autoridades francesas literalmente en la calle. Hay protestas de todas partes. Los activistas ambientales desplegaron una pancarta de protesta en la Torre Eiffel, alrededor de las 5 de la mañana del viernes, con el lema francés “Libertad, Igualdad, Fraternidad”. La pancarta colgó en el monumento durante unos 45 minutos, protestando contra Le Pen, hasta que la Policía logró bajarla. Hubo 12 detenidos.
Tal como sucedió durante la primera vuelta el pasado 23 de abril, los primeros resultados comenzarán a conocerse en la mañana del domingo, procedentes de los territorios de ultramar, donde Macron parece tener la mayoría.
En el territorio francés la duda es mayor. Y pasa por el hecho de que el candidato de la izquierda, Jean Luc Mélenchon, quedó en tercer lugar en la primera vuelta pero rehúsa sugerir a sus seguidores a votar por Macon, como una forma de detener el avance de la extrema derecha de Le Pen, que pudiera socavar la Unión Europea.
No es una cifra desdeñable. Según informan desde París, el partido de Mélenchon, ‘la Francia Insumisa’, ya decidió cómo votar y están divididos. De sus 43.128 activistas, 87.818 (36,12%) defienden el voto nulo o, 84.682 (34.83%) votantes en blanco, lo cual favorece a Macron. Pero 70.628 (29,05%) se van con la abstención.
Esto significa que aun dentro de la izquierda hay quien favorece votar por Le Pen. “No puedo decir que los resultados me agradan. Pero Macron no ha trabajado lo suficiente para ganar una única transferencia de votos de la izquierda. Cuando un candidato no quiere ganar votos no pueden esperar que otros lo hagan por él. También porque los votos no pertenecen a Mélenchon, pertenecen a cada elector. Le Pen puede muy bien ganar gracias a esa especie de idiota que es su oponente”, considera el analista portugués, Daniel Oliveira.
Este domingo Le Pen tiene la posibilidad de alzarse con la presidencia, a menos que los franceses recuerden su costilla democrática y, una vez como hicieron con el mismo general De Gaulle, digan que no a esa posibilidad. Uno de los grandes responsables es el actual mandatario, el presidente socialista François Hollande, quien no logró dotar a Francia del avance financiero, no tecnológico, que le prometió en la campaña electoral. Hollande salió electro porque su antecesor, Nicolás Sarkozy, fue aún más conservador.
Pero, “la realidad es que Hollande ha abierto las puertas a la derecha y Le Pen está en la entrada”, agrega Oliveira.
Los sondeos de última hora, aun así, atribuyen a Macron una victoria de dos tercios sobre Le Pen. Pero, “esto no quiere decir que el electorado francés le sea fiel porque Macron no tiene ninguna razón para conquistar la izquierda. En el fondo, él es un hombre profundamente de derecha, sólo que Le Pen es más nacionalista”, comentó a la revista L’Express el profesor Jean Michel Brochard, de la Universidad de Neully.
Es, quizá por eso, que la izquierda francesa no ha decidido, a pocas horas de la recta final, por quién votar. Si Macron gana, no hay duda de que la izquierda tuvo algo que ver y, entonces, tendrá que rediseñarse totalmente. Una derrota de Le Pen no es sólo el fin del nacionalismo pero puede ser el final de la izquierda francesa como la concebimos.