La comunicación ha sido el gran dolor de cabeza del pontificado de Jorge Mario Bergoglio y con el paso de los años parece que ya resulta incontrolable. Al punto de decidir cerrar aún más la comunicación oficial a los periodistas acreditados ante la Santa Sede: además de las restricciones ya existentes, esta semana se suma la decisión de no permitir el acceso al video de las audiencias grupales que se realizan casi a diario en el palacio apostólico, que antes podían verse en vivo en la sala de prensa, al igual que a los textos de los discursos preparados del pontífice, que eran enviados con antelación bajo embargo para facilitar el trabajo de la prensa .
Al parecer, sólo serán enviado bajo embargo los textos de la audiencia general del miércoles y la oración del Ángelus de los domingos. Y los textos del resto de los discursos serán enviados luego de ser pronunciados por el Papa, seguramente para garantizar al Vaticano integrar y controlar las declaraciones espontáneas y muchas veces imprudentes del pontífice, que cada vez son más frecuentes.
Pero la medida de cerrar el acceso a la información vaticana probablemente podría regresarse en contra como un bumerán. Pues al no contar con documentos oficiales, se incrementarían sin duda los comentarios de pasillo y las interpretaciones, en fin, se incrementaría la desinformación. ¿El motivo de la decisión? Nos viene en mente dos posibilidades: el factor salud, Bergoglio probablemente ya no está leyendo los discursos y sólo los entrega a sus visitantes; o, simplemente, intentan protegerlo de sí mismo y de las polémicas que muchas veces se han generado por sus comentarios espontáneos.
¡No es para menos! Algunos comentarios de Bergoglio han ido contra la propria Doctrina de la Iglesia, cuando dijo que estaba de acuerdo con las leyes civiles para las parejas homosexuales. Otros, han generado incidentes diplomáticos, por ejemplo, cuando dijo que la invasión a Ucrania había sido provocada por “el ladrido de la Nato en los confines de Rusia”, como si la intervención contra Kiev hubiera sido culpa de la OTAN. Y el incidente más reciente lo comentamos en la columna de la semana pasada, cuando utilizó el término “maricones” para referirse a la presencia de homosexuales en los seminarios. La verdad es que no nos alcanzaría la presente entrega para enumerar todos los comentarios “inoportunos” del pontífice argentino.
En medio de la mordaza vaticana contra la prensa, es oportuno comentar que, en los últimos días, el Papa Francisco ha mencionado en dos ocasiones el conflicto en curso en Tierra Santa. De hecho, el pasado viernes 7 de junio, en un gesto simbólico, el pontífice regresó al olivo plantado hace un año en los jardines del Vaticano por los dos presidentes de entonces, el isrraeliano Shimon Peres y el palestino Mahmoud Abbas, e hizo un acto privado con la participación de delegaciones de ambos países. Como era de esperarse, el acceso de la prensa estuvo limitado, pero al parecer el árbol ha crecido y se ha vuelto más fuerte, a diferencia de la paz en Tierra Santa.
Y atentos con la jornada del próximo viernes 14 de junio. En la mañana, a las 8:30 de la mañana, el Papa recibirá en audiencia a 105 comediantes de 15 países del mundo, entre ellos Argentina, Brasil, Colombia y México, estarán presentes los mexicanos Florinda Meza y Chumel Torres. Un hecho sin precedentes y bastante inusual en las actividades vaticanas.
Luego, pasa del humorismo a los líderes mundiales, pues en la tarde el Papa estará presente en la cumbre del G7 o Grupo de los Siete, que se llevará a cabo en la región italiana de Apulia, para participar en la sesión dedicada a la inteligencia artificial. El helicóptero papal despegará de Roma a las 11:30 am y aterrizará en Borgo Egnazia a la 1:30 pm, para luego regresar al Vaticano a las 8:30 pm.
Bergoglio mantendrá reuniones bilaterales con varios jefes de Estado y de Gobierno. Entre ellos, se reunirá con el presidente estadounidense Joe Biden, como adelantó recientemente el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin. Y tampoco se descarta una reunión con el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky.