domingo 22  de  septiembre 2024
MUNDO

Notre Dame resiste y se niega a caer

El grave incendio que acabó con el centenario techado de la joya de la arquitectura francesa saca a flote el honor del país europeo, al mismo tiempo que brota la polémica sobre cómo debe ser restaurada
Por JESÚS HERNÁNDEZ

MIAMI.- Unos dicen que la reconstrucción de la catedral Notre Dame tomará años, incluso décadas, mientras otros aseguran que el techo podría estar listo en apenas 24 meses si los franceses se lo proponen. Pero lo que nadie puede negar es el dolor que causó ver las imágenes del fuego que devoró parte de unos de los templos católicos más apreciados del mundo.

“Hablar sobre el tiempo que tomará la reconstrucción y sobre los costes es como querer leer una bola de cristal", declaró a la agencia de noticias dpa Peter Füssenich, el jefe de mantenimiento de la catedral de Colonia, en Alemania, una majestuosa edificación medieval, que fue reconstruida en los años 1950 tras los embates de la Segunda Guerra Mundial.

El espectacular incendio destruyó el centenario techo de madera de Notre Dame, joya del gótico europeo y uno de los monumentos más emblemáticos de París, Patrimonio Mundial de la UNESCO, que recibió la visita de más de 14 millones de personas el año pasado.

Las primeras investigaciones apuntan a que las obras de restauración que se estaban realizando en el ático del edificio podrían haber causado el devastador incendio, que los bomberos trataron de aplacar con poca agua y mucho cuidado para evitar daños mayores a la estructura de mampostería.

Y durante el proceso de extinción, el mundo vio como la aguja del templo caía, la espectacular torre neogótica que soportaba en su parte superior un gallo de cobre repujado, que según la Iglesia albergaba las reliquias de Santa Genoveva y San Denis, los santos patronos de París, así como un fragmento de la Corona de Espinas de Cristo.

El gallo de cobre repujado fue encontrado más tarde en buen estado entre las cenizas y los restos del techo, pero hoy todos siguen echando de menos, prácticamente llorando la ausencia de la cubierta de madera, que muchos llamaban 'el bosque de Notre Dame' porque se emplearon 13.000 robles en su construcción, que tuvo lugar entre 1163 y 1345.

El debate está servido

El presidente Emmanuel Macron plantea realizar las reparaciones en cuatro años, justo a tiempo para celebrar los Juegos Olímpicos de 2024, cuando París será sede del magno evento deportivo mundial.

Entretanto, comienzan a saltar las ideas sobre cómo reconstruir el techo, y entre ellas la consideración que se debe ser muy fiel al legado histórico y usar vigas de madera de roble, para sostener el tejado, como las que convirtieron la catedral en un brasero. Por ello, el afamado arquitecto Roland Castro declaró al diario Le Parisien que Notre Dame posee “tanta carga histórica” que “no se puede tocar”.

En el extremo opuesto está Jean-Michel Wilmotte. Este arquitecto piensa que no se debe tener miedo a utilizar materiales contemporáneos, pues “ya se han empleado en viejas catedrales” y no están expuestos a la vista.

Wilmotte cree que sería un error emplear madera “porque sería más costoso, tomaría más tiempo y todo tendría que comenzar con talar los árboles adecuados y preparar la madera”.

En cuanto a la célebre aguja, el arquitecto cree que “sería un error copiar la que se quemó”, construida del siglo XIX. Su idea es hacer una distinta, tal vez futurista, de titanio y cristal para evitar el uso de madera.

“No culpen a la madera”, reclamó el restaurador Gustave Manet a la prensa francesa. “Esa estructura llevaba ahí muchos años y, probablemente, habría seguido muchos más si no se hubiera cometido un descuido durante las obras de restauración”.

Y reiteró: “Que se haya dado un incendio de esa gravedad no quiere decir que haya que eliminar la madera y emplear otros materiales ininflamables”.

Hoy, tras el sofocón que supuso el incendio y los más de mil millones de dólares recolectados, el mundo aguarda con impaciencia por la reapertura de la gran joya de la arquitectura francesa.

Majestuosidad

Si impresionantes son los cuatro lados de la centenaria edificación, con sus peculiares arcos votantes, majestuoso es el interior de la catedral, que destaca por su luminosidad, gracias a los amplios ventanales que permiten la entrada de luz.

Pilares cilíndricos separan los tres espacios principales del templo con capiteles de aparente sencillez, como correspondía a la fase inicial del gótico en el siglo XII.

En la cabecera, donde descansa el altar, destaca la monumental Piedad, que fue esculpida por Nicolas Coustou en el siglo XVIII, secundada por imágenes de ángeles y los reyes Luis XIII y Luis XIV.

Entre el altar y la nave central descansa el espacio del coro que conserva parte de la sillería de madera que fue colocada en ese lugar en el siglo XVII, con decoración típicamente barroca.

Viajeros de todo el mundo han admirado sus vidrieras y sus tres grandes rosetones, sus torres, sus gárgolas, su gran órgano y sus tesoros, y aunque hoy no podamos contar con la aguja de Viollet-le-Duc sí sabemos que la catedral de Notre Dame, cuya primera piedra fue depositada por el papa Alejandro III el 24 de marzo de 1163, perdura a orillas del río Sena.

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