La Comisión Europea propuso este miércoles destinar hasta 700 millones de euros (760 millones de dólares) en los próximos tres años en ayuda de emergencia a los países miembro más afectados por la crisis de refugiados que vive Europa, entre ellos Grecia.
Bruselas reacciona así a la dramática situación en el sureste de la UE. Después de que Macedonia limitara drásticamente el paso de refugiados desde Grecia, en territorio griego se acumulan cada vez más migrantes y la UE ha advertido ya de una "crisis humanitaria" en el país.
A diario llegan casi 2.000 nuevos refugiados a través del mar Egeo a Grecia, pero su camino hacia el norte, por la ruta de los Balcanes, es muchísimo más lenta.
Los primeros 300 millones de euros fluirían lo antes posible durante el año en curso. Además, se crearía un presupuesto suplementario de 200 millones de euros tanto para 2017 como 2018. Para entrar en vigor, la propuesta ha de ser aprobada por los países miembro y el Parlamento Europeo.
"No se puede perder tiempo (a la hora de) desplegar todos los medios posibles para evitar el sufrimiento humanitario dentro de nuestras fronteras", dijo el comisario de Ayuda Humanitaria de la UE, Christos Stylianides.
En el lado griego de la frontera siguen varadas miles de personas a la espera de que Macedonia rectifique y abra la valla fronteriza para todos los inmigrantes. Medios griegos calculan que en el paso fronterizo de Idomeni aguardan más de 10.000 personas.
La Policía de Macedonia permitió este miércoles la entrada de solamente unos 200 refugiados procedentes de Siria e Irak en el paso fronterizo de Idomeni para que continúen viaje por la ruta de los Balcanes hacia Europa central.
Stylianides se refirió a 12.000 a 15.000 personas que requieren "inmediata y urgente asistencia humanitaria" en el área en torno a Idomeni.
Allí, migrantes desesperados golpeaban las puertas de los alrededor de 100 pobladores de la localidad el martes por la noche pidiendo comida y leche para sus niños, informaron medios griegos.
El primer ministro griego, Alexis Tsipras, reclamó la solidaridad de sus socios de la UE: "Seremos exitosos todos juntos o fracasaremos todos juntos", dijo al diario italiano "Corriere della Sera".
El flujo de refugiados desde Turquía hacia Grecia aumentó sensiblemente después de que 900 migrantes llegaran a la isla de Lesbos a bordo de decenas de botes neumáticos. La cifra duplica la media de llegadas durante los últimos tres días.
En tanto, por primera vez en mucho tiempo, Turquía volvió a recibir una gran cantidad de refugiados que estaban en Grecia. En total, fueron enviadas de regreso entre martes y miércoles 267 personas oriundas de Marruecos, Argelia y Túnez. Previamente, la prensa había informado 150 deportaciones de paquistaníes, pero estos datos no fueron confirmados.
La Comisión Europea calificó la recepción de los migrantes en Turquía como una señal de que la colaboración con ese país funciona.
Tsipras advirtió que el desarrollo de los acontecimientos excede las capacidades de Grecia. Atenas pidió tiendas, medicamentos, equipos de aire, contenedores para alojamientos, generadores, ambulancias, camas y colchones para 100.000 personas, reportaron los medios de comunicación. En el norte y centro del país se construyen varios centros de acogida en antiguos cuarteles, almacenes abandonados y aeródromos en desuso.
La Comisión habló de "varios Estados miembro" que necesitan ayuda inmediata de emergencia al albergar "grandes cantidades de refugiados en sus territorios", pero no concretó nombres.
Mientras tanto, en Croacia y Eslovenia no se registró esta mañana ni un solo nuevo refugiado. El día anterior habían sido 450, según informes policiales de este miércoles en Zagreb y Liubliana.
Por su parte, el primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, dejó clara su postura este miércoles en relación con la crisis al afirmar que su Gobierno considerará "migrantes ilegales" a todos aquellos que crucen la frontera, anunció en la cadena de televisión CT.
Fico visitó este miércoles la ciudad macedonia de Gevgelija, donde unidades policiales eslovacas ayudan desde febrero a proteger la frontera que separa a Macedonia de Grecia. Durante la visita se sucedieron algunas escenas dramáticas en las que los refugiados pidieron ayuda desde el otro lado de la valla.
El primer ministro eslovaco no se dejó impresionar por la situación. "Soy una persona que, como primer ministro, ha visto toda clase de horrores. Esto de aquí no es horrible, ésto es un peligro", aseguró al canal de televisión.
Por su parte, el primer ministro de Bulgaria, Boiko Borissov, ordenó para este miércoles y el jueves ejercicios de la policía y las fuerzas de combate en las zonas de frontera greco-macedonias. "No hay días de fiesta para los refugiados", advirtió Borissov a poco de que comiencen los cuatro días de fiesta nacional, a partir de este jueves.
Los migrantes procedentes de Grecia o Turquía que llegan ilegalmente a Bulgaria serán devueltos a los países vecinos. El Parlamento en Sofía había autorizado hace una semana desplegar fuerzas de combate para proteger las fronteras. Hasta ahora, Bulgaria ha estado al margen de la llamada "ruta de los Balcanes".
Mientras tanto, la tensión prosigue en el norte de Grecia, donde el reparto de ayuda para los inmigrantes se ha complicado considerablemente. Su salud, especialmente la de los niños, corre peligro, advierten varias organizaciones humanitarias. En febrero, según datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), llegaron a Grecia más de 55.000 inmigrantes.
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