martes 18  de  marzo 2025
MAROMAS DIPLOMÁTICAS

Obama en su laberinto

VERACRUZ.- El anuncio del 17D fue trascendente para todos, pero también fue una medida que le costó un importante capital político, en medio de una adversa atmósfera con un Congreso dominado por republicanos

Diario las Américas | JOSÉ LUIS RUMBAUT LÓPEZ
Por JOSÉ LUIS RUMBAUT LÓPEZ

VERACRUZ.- Con todos los focos sobre el proceso de normalización de relaciones con Cuba, una inusitada resolución presidencial norteamericana abre un nuevo frente: Venezuela es considerada una amenaza para la seguridad de los Estados Unidos. Ya lo he dicho, pero lo repito, lo considero un exceso y una medida sobredimensionada: Venezuela no es una amenaza para nadie, solo para ella misma.

Sin embargo, siguiendo el rastro de esta medida, y sobrepesando el ambiente, no veo claro el objetivo del presidente Barack Obama.

El anuncio del 17D fue trascendente para todos, pero también fue una medida que le costó un importante capital político, en medio de una adversa atmósfera con un Congreso dominado por republicanos. La principal defensa del grupo negociador se basaba en la necesidad del gobierno de Obama de quitarse el aislamiento casi colectivo al que los países de Latinoamérica lo tenían sometido.

Luego de varias cumbres donde el reclamo por insertar a Cuba se hacía imposible de obviar, este argumento, junto al convencimiento del fracaso de la política de bloqueo y enfrentamiento, hacía comprensible la apertura de una nueva era en las relaciones de los Estados Unidos con sus adversarios del patio. Esta medida en contra de Venezuela vuelve a trastocar ese camino inteligente que parecía haber tomado la administración demócrata.   Y no es congruente con lo que se venia observando.

Las medidas están por encima del verdadero peso de la situación fuera de Venezuela, y estoy seguro que enrarecen el camino para que con los nuevos poderes que legalmente el parlamento venezolano ha otorgado a su presidente, el gobierno de Nicolás Maduro tome más fuerza, y se desconcentre la atención de los verdaderos problemas que hoy enfrenta.

Algunos analistas han aventurado una justificación para esta acción, en términos políticos, refiriendo que el grupo del Alba y Unasur, los bloques que representan a los latinoamericanos, estarían fragmentados debido a que la crisis venezolana, sobre todo por los bajos precios del petróleo, impide el subsidio en que se basaron las relaciones entre estos países. Creo que están equivocados. Por partida doble.

Ni los subsidios están flaqueando ni el bloque se ha conformado solo por una cuestión económica. A pesar de la crisis, todavía la economía venezolana cuenta con una buena cuota de petróleo que es cambiada por servicios que sustentan los principales planes sociales del gobierno chavista. Esos planes costarían un dinero líquido del que Venezuela no dispone y saldría mucho más caro suspenderlos, sobre todo por el costo social que ello supone.

La reunión del bloque de países del ALBA sesionó mientras escribía  esta columna. En Washington, un comité de relaciones de exteriores valoró los pasos del gobierno y se pregunta lo mismo que los del Alba, lo mismo que los cancilleres de Unasur: ¿qué dicen los países de Latinoamérica? ¿Esto repercutirá negativamente en el actual proceso de negociación con Cuba?

Estas dudas a pocos días de la Cumbre de las Américas ensombrecen el panorama y permiten pensar que todo lo audaz que pudo ser Obama al anunciar cambios sustanciales en sus relaciones con Cuba ha sido opacado, y en Panamá encontrará una Latinoamérica nuevamente unida en torno a lo que mejor saben hacer en la región: evitar la bota del yanqui que ya ven sobre territorio venezolano.

Eso sin abundar en lo que puede repercutir en las conversaciones con Cuba, ni olvidar que dentro de la isla existen quienes no quieren emprender el camino de la reconciliación y una relación armónica y civilizada. El discurso de Raúl Castro lo expresa con total claridad.  Un verdadero laberinto de donde le costará mucho trabajo y no pocas maromas diplomáticas salir al presidente Barack Obama si quiere que esta cumbre sea como él desea, una fiesta entre amigos.

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