jueves 28  de  noviembre 2024
OPINIÓN

10 de octubre de 1868: cimiento de la nación cubana

La República de Cuba se fundó en los campos de batallas, en ruinas y muertes para vivificación de la patria. Gesta heroica que duró una década
Diario las Américas | OSCAR ELÍAS BISCET
Por OSCAR ELÍAS BISCET

La esencia de la humanidad es la vivencia en paz. Sin embargo, desde los albores de su existencia han habido conflictos bélicos, uno por codicias y otros por mantener la paz. Hasta en este siglo XXI continuamos con esos dilemas en el mundo, el yunque de la guerra está vigente. De seguir esos barbaros y arrogantes caminos, en el futuro habrá que luchar en el espacio sideral para asegurar la libertad y la paz.

Muchas veces recuerdo al poeta en aquella situación difícil reproducida nuevamente en Cuba castrocomunista, que impuso un estado de guerra no declarado contra el pueblo cubano, y nos dice en una estrofa de su poema: “La calma, como a ti me sofocaba, pavores el silencio me infundía, y ver pasar un día y otro día siempre la esencia misma me cansaba: sentí la vida andar despacio, y buscar a mis alas quise espacio”.

Aquellas hermosas palabras de libertad son del hombre sublime y honesto Carlo Manuel de Céspedes Castillo, quien junto a un grupo de patriota decidieron dejar todas sus buenas y cómodas posiciones para dar un futuro mejor a sus compatriotas en su propio país.

Ellos tenían mucho que decir, se reunieron y dieron el grito de independencia y libertad en la Finca La Demajagua, el Grito de Yara, el 10 de octubre de 1868, con el objetivo de independizar a Cuba y hacerla un Estado soberano y, desde ese mismo momento, todos sus habitantes se convirtieron en ciudadanos cubanos, que aborrecieron la esclavitud de los hombres y exaltaron la igualdad de todos los seres humanos en la República de Cuba (1868-1878).

La República de Cuba se fundó en los campos de batallas, en ruinas y muertes para vivificación de la patria. Gesta heroica que duró una década, diez años de conflicto bélico comparables a las grandes epopeyas de la humanidad por la libertad, que nos evoca como una realidad fiel a los heroicos ciudadanos y soldados por la libertad de Troya: Héctor, Paris, Memnón, Eneas.

Céspedes fue de esos bravos libertarios troyanos y en la primera ciudad libre, republicana y cubanísima, no española, de Cuba, Bayamo, fundó el primer gobierno republicano de Cuba libre, en 1868. Este rigió por casi tres meses en la ciudad hasta la reconquista colonial y antes quema de Bayamo. Símbolo de la resistencia heroica; por lo cual los cubanos estaban dispuestos a entregar por su independencia: libertad o muerte.

Esta revolución independentista mambisa por patria y libertad merece un monumento en todas las ciudades y pueblos cubanos con los nombres de todos esos patriotas, desde el niño que recogía el agua para el campamento mambí, las mujeres heroínas cuidadoras de los heridos, hasta los soldados y generales, los célebres patriotas. Todos están igualados, no solo por los valores del republicanismo sino por la entrega altruista en la germinación y fundación de la República de Cuba.

En la Guerra de los Diez Años por la independía de Cuba hubo mucho patriotismo y abnegación, surgieron muchos célebres personajes, quiero destacar dos sin derogar a las demás personalidades patrias, pero Carlos Manuel de Céspedes y Antonio Maceo Grajales pueden resumir en sus figuras mismas el amor patrio y la valentía heroica durante la dirección y en los combates de la guerra independentista.

Céspedes es el iniciador, puso en práctica el ideario revolucionario, gestándose por importantes cubanos desde décadas atrás, que se recogen en la república fundada en Bayamo libre y más

tardes en la Asamblea de Guáimaro (1869), donde lo eligen Presidente de la República de Cuba y Antonio Maceo, con la Protesta de Baraguá salvó la revolución y la independencia, desde un simple soldado, por su sapiencia y extremo heroísmo, llegó al grado de Mayor General del Ejercito Libertador de Cuba.

Céspedes y Maceo, a pesar de combatir y trabajar hasta arriesgar y entregar sus vidas por la república libre y democrática, sufrieron algunos males sociales presentes en la colonia que la república extirpó teóricamente, aunque en la práctica permanecían en algunas individualidades, que lacero directamente a estos grandes personajes de la historia cubana.

El caso de Maceo su grado de mayor general estuvo retenido por la asambleísta a pesar de su destacada labor y excelente disciplina militar y de ciudadano, que los patriotas Tomás Estrada Palma y Francisco Javier Céspedes Castillo tuvieron en desacuerdo. Sobre el presidente Carlos Manuel de Céspedes cayó esa vergonzosa actuación; algunos, que no ocultaban sus sesgos racistas, miraban con resentimiento a la pareja mestiza de Carlos Manuel y sus dos hijos. La bandera patria bordada por esta heroína, Candelaria Acosta Fontaigne, luego fue considerada la Bandera del parlamento cubano en la Asamblea de Guáimaro, 1869.

Aquella dura realidad social permaneció, aunque disminuyó, en las repúblicas en armas y la República de Cuba, 1902-1959. El propio delegado José Martí seleccionó al mayor general Antonio Maceo como Lugarteniente General del Ejercito Libertador de Cuba. Maceo, en su profunda sabiduría y modestia, no aceptó el cargo propuesto por el Apóstol y lo delegaría al Generalísimo Máximo Gómez y se incorporó como segundo lugarteniente del ejercito cubano.

La libertad y democracia del período republicano cubano promovió la lucha por el bienestar e igualdad de todas las personas, en ambas constituciones, 1902 y 1940, están la Carta de Derechos, que beneficia legamente a todos sus ciudadanos sin importar credo, raza, etnia, sexo y opiniones. No obstante, el tirano Fidel Castro para imponer su régimen comunista exacerbó la creencia de la existencia de un rancio racismo y discriminación en la república.

En realidad, a la falta de libertad para debatir y resolver las dificultades en la sociedad, fueron en incrementos, expuestas como actos condenatorios por activistas prodemocráticos cubanos e importantes personalidades negras norteamericanas en una carta abierta en el 2010. El propio tirano Raúl Castro tuvo que sugerirles públicamente, una súplica que resonaba burlesca y no como derecho inalienable, a sus partidarios comunistas de darles participación a las personas de la piel negra en las diferentes esferas administrativas del país.

En Cuba castrocomunista hay indolencia hacia los derechos humanos básicos y las libertades fundamentales, existe un apartheid ideológico-político sobre toda la población. El “Con todos y para bien de todos”, de Martí, aún queda pendiente para subsanar en la construcción del nuevo país en la República de Cuba libre.

Los ciudadanos cubanos son conscientes de la labor futura a desarrollar para el bienestar del pueblo. Por eso en septiembre, 2022, las más de 300 protestas antigubernamentales y antisistema en el país entero y más de 60 en octubre, 48 de ellas en La Habana. El pueblo cubano despertó en el ideario de libertad y valores republicanos de nuestros padres patrios, en el convencimiento de que todo está por cambiar para la realización de la República.

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