La temporada festiva comienza con el Día de Acción de Gracias, y prosigue con semanas de celebraciones y muestras de afecto y gratitud, pero también con la oportunidad de valorar las bendiciones recibidas en compañía de nuestros seres queridos, compartiendo momentos valiosos de amor y unidad.
Quiero expresar mi agradecimiento a quienes propiciaron que el Miami Dade College prosiga su misión fundamental de proporcionar acceso a la educación asequible y de calidad. En marzo logramos de inmediato la transición al aprendizaje a distancia, garantizando así la continuidad del proceso educativo.
Ejemplo de ello es la creación del programa de recuperación, que ha avanzado exitosamente a la segunda fase de reconexión, ofreciendo, a partir del semestre de otoño, la posibilidad de tres modalidades de aprendizaje: a distancia, presencial, y una combinación de las dos anteriores. Esta fase se extenderá hasta finales del semestre de primavera que comenzará el 6 de enero de 2021, debido al estado actual de la pandemia.
También llevamos a cabo una progresión similar en las múltiples actividades y eventos del MDC, que transitaron de un cierre total a la realización virtual, como las series Jazz at Wolfson, el Festival de Cine GEMS y la Feria del Libro, y a la reapertura plena como el Museo de Arte y Diseño (MOAD) el pasado 5 de noviembre, con su exposición The Body Electric.
Este mes, el MDC venció otro importante desafío. Después de la postergación de las ceremonias de graduación que deberían efectuarse en mayo, el pasado 12 de diciembre los alumnos de nuestros campus pudieron dar ese paso triunfal en cinco ceremonias que se efectuaron en los recintos Norte y Kendall.
Me refería al inicio a la gratitud, y con ella quiero concluir la última columna que escribo como presidente interino del MDC, cargo que he ejercido con pasión durante dieciséis meses. Quiero agradecer de todo corazón al gobierno estatal, a la Junta de Fideicomisarios del MDC y a un extenso grupo de personas e instituciones que con su generosa ayuda financiera han hecho posible que nuestra institución pueda seguir avanzando.
Sobre todo, mi más sincera gratitud a los estudiantes, nuestra razón de existir, por haberse esforzado enormemente para enfocarse en sus tareas académicas y triunfar ante las dificultades, aprovechando el regalo más valioso que podemos ofrecerles: la posibilidad de aprender y ser agentes de cambio.
Lo mismo les digo a nuestros excelentes profesores y empleados, responsables directos de nuestros éxitos, y a los seis talentosos profesionales que han recibido este año las honrosas Cátedras Pedagógicas (Endowed Teaching Chairs) la distinción más alta del College que premia la excelencia en la enseñanza y el compromiso con la misión del MDC.
Concluir una etapa no es sinónimo de final, sino de otros comienzos. Para mí, personalmente, este fin de año llega con una mezcla de alegría y tristeza. Aguardo el momento de regresar a mi jubilación para dedicarle más tiempo a mi familia. A la vez, me despido una vez más de esta institución a la cual he servido con mucho orgullo por más de treinta y dos años.
Agradezco haber formado parte del MDC por tantos años y estaré siempre a su servicio.