viernes 17  de  enero 2025

Algunos apuntes sobre José Martí

Es cierto que Martí entregó lo mayor de su vida a la lucha por la libertad de su patria, pero también proyectó su visión hacia el ser humano intemporal
Diario las Américas | ANGEL CUADRA
Por ANGEL CUADRA

El 28 de enero de 1853 nació en La Habana José Martí. Alrededor de esa fecha, los cubanos del exilio realizan distintos actos en rememoración del natalicio del que llamamos apóstol de nuestra independencia. Y hacen muy bien, porque las naciones —es mi opinión- deben siempre acudir a las ideas rectoras de los que se denominan sus padres fundadores, de cuyas ideas y luchas en el tiempo se fragua y afianza lo que llamamos idiosincrasia del país "El gobierno ha de nacer del país El espíritu de Gobierno ha de ser del país", escribió Martí.

Es cierto que Martí entregó lo mayor de su vida a la lucha por la libertad de su patria, pero también proyectó su visión hacia el ser humano intemporal. Y así uno de los valores esenciales que hay que destacar en la vida de este hombre, fue el sacrificio del "yo", para entregarse e los demás, a la obra del bien en beneficio de los "otros", o sea de los seres del mundo en general. Cuando, al peso de la cruz, el hombre morir resuelve/, sale a hacer bien, lo hace y vuelve/ como de un baño de Luz". De aquí podemos señalar otro de los valores de Martí: el "bien", en contraposición al "mal", lo que indicó que sería "la batalla del mundo: bien contra mal". Y finalmente, en Martí va asociado el bien con el amor; y el mal con el odio.

Con esta elemental síntesis, podemos encuadrar le vida y obra de Martí, para el mundo, para América y, al cabo, para Cuba. Así fue que marcó sus pasos por la vida; y en la carta que escribe a su madre, a modo de despedida, antes de marchar para Cuba a iniciar la Guerra de independencia, en 1895: "Usted se queja, en la cólera de su amor, del sacrificio de mi vida... pero ¿por qué nací de Ud. con una vida que ama el sacrificio?"

Para América Martí dedicó gran parte de su obra literaria, y distinguió al norte los Estados Unidos de la del sur de los mismos, que llamó Nuestra América, la de raíces hispanas: Norteamérica "nació del arado y el fusil; e Hispanoamérica del látigo y el perro de presa". Por lo que concluyó que de pueblos de formación tan diferente, tenían que surgir formaciones nacionales diferentes.

Fue objetivo, por honesto, cuando escribió sobre Estados Unidos: "Es preciso que se sepa en nuestra América la verdad de los Estados Unidos. Ni se debe exagerar sus faltas... ni se han de esconder sus faltas o pregonarlas como virtudes... De virtudes y defectos son capaces por igual latinos y sajones. Expuso que el secreto de la prosperidad de EEUU es "que han abierto los brazos... y acogen a los que llegan a este país en su lucha por pan y derecho, que aquí encuentran "lo uno y lo otro". Y asimismo alabó el sentido de la libertad, aquí existente, para lo que utiliza al poeta Walt Whitman: "Oid lo que canta este pueblo trabajador y satisfecho. Oid a Walt Whitman" Pero censuró [e política expansionista de EEUU, y así también ta discriminación aún existente en sectores de esa nación.

Para la América Hispana, se esforzó por hallarle a la misma su identidad. De modo que nuestro problema no está en la incapacidad para gobernarnos sino en los quieren regir estos pueblos "con leyes heredadas de cuatro siglos de práctica libre en Estados Unidos y diecinueve de monarquía".

Finalmente afirmó: "Injértese en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de se, el de nuestras repúblicas".

Para completar dicha identidad faltaba la independencia de las dos últimas colonias de España: Cuba y Puerto Rico, lo que contribuiría al equilibrio de América... y hasta del mundo. Ese era el fin ulterior que alcanzaría con la Guerra de Independencia de 1895. Es a esto a lo que se refiere Martí en la carta última que escribe desde el campo de batalla a su amigo mexicano Manuel Mercado: impedir la anexión de Cuba a los Estados Unidos, en momentos de expansión imperial de los Estados Unidos entonces, y para lo que había una fuerte corriente en sectores de EEUU y en los propios cubanos. A esto mismo se había referido Martí en una carta anterior en esos momentos que envió al destacado intelectual dominicano Federico Hdez. Carvajal. De modo que la independencia de Las Antillas completaría la identidad de Nuestra América, a su equilibrio y, acaso, del mundo,

Para Cuba, en específico, Martí quería llevar con la independencia una democracia, que podemos calificar como "funcional", en el sentido de una "sincera democracia", sin el predominio de clase alguna, o sea, basada en el equilibrio de todas las fuerzas sociales, y que tuviera en cuenta las necesidades prácticas derivadas de la constitución e historia del país, para el servicio de todas "las fuerzas vivas", o sea, con todos y para el bien de todos, una república nueva organizada conforme a métodos democráticos". Todos estos aspectos están fijados en las Resoluciones de Tampa de 1891, y el subsiguiente Partido Revolucionario Cubano, (cabe en este punto hacer un breve paréntesis para aclarar a la luz de la historia, que jamás Martí planteó llevar a Cuba una dictadura marxista, foránea, importada de otra cultura, y otras realidades, impuesta por el sistema mantenido por la tiranía totalitaria, durante tantos años en nuestro país).

La extraordinaria personalidad histórica de José Martí mantiene su trascendencia en el tiempo, por lo que es importante que en los días alrededor de la fecha de su nacimiento, los cubanos del exilio realicen actividades de rememoración de este grande hombre entre los padres fundadores de nuestra nacionalidad, que vivió una rica, dramática existencia, que ha trascendido el marco histórico, reconocido por destacadas personalidades internacionales, como son las siguientes. El destacado biógrafo alemán Emil Ludwig: "de ser traducidas sus obras, serían por sí solas suficientes pera convertir a Martí en el guía del presente momento en el mundo". El destacado intelectual Don Fernando de los Ríos, afirmó que Martí poseía "la personalidad más conmovedora, patética y profunda que ha producido hasta ahora el alma hispana en América". El notable hispanista español Federico de Onis: "La vida de Martí es de las más inmensas, puras y nobles, que ha vivido sobre la tierra." El destacado profesor de literatura en Hispanoamérica, expuso que Martí era uno de los lujos que la lengua española puede ofrecer en un público universal". El periodista norteamericano, Charles Dana, director en aquel tiempo del Sun de Nueva York, donde Martí colaboró, afirmó: "Era un hombre de genio y de imaginación. De tales héroes no hay muchos en el mundo".

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