domingo 6  de  octubre 2024
Nicaragua

Apoyar a Nicaragua

Urge que EEUU, la UE y organismos internacionales como la OEA adopten ya una estrategia firme, solvente y responasble para forzar a Ortega y a toda su camarilla a abandonar el país
Diario las Américas | JUAN CARLOS SÁNCHEZ
Por JUAN CARLOS SÁNCHEZ

Nicaragua vive momentos muy graves de parálisis política y violencia creciente. Y en ese perverso compás de espera de los dictadores, obcecados entre entregar el poder o seguir con las matanzas indiscriminadas contra la población, el caudillo populista Daniel Ortega ha elegido lo segundo.

La convocatoria de un paro nacional anunciado por los empresarios de Nicaragua, aproxima a su régimen al borde del precipicio, casi dos meses después de que se iniciaran las protestas populares que han dejado 146 muertos.

Nicaragua está reptiendo el guión que vivió hace más de 40 años. Lamentablemente, el pueblo nicaragüense está aprendiendo con su propio dolor que en la construcción de un sistema de derechos, no caben segundas equivocaciones. La lacra del nepotismo ha sobrevivido desde Somoza a la dinastía de Ortega-Murillo en un país que corre el riesgo de "somalizarse" a causa del abuso excesivo del poder, el revanchismo social, el deterioro de la situación social y económica, y el populismo demagógico con que la dictadura sangrienta de Ortega deteriora la convivencia pacífica y las pocas instituciones democráticas que quedan en Nicaragua.

Nada vaticina que este círculo vicioso vaya a terminar, en tanto la comunidad internacional y algunos líderes del cuerpo castrense –criticado por su ruptura institucional y por ser una mafia corporativa que ha dejado de defender la soberanía nacional para proteger sus intereses– no den los pasos necesarios para expulsar a Ortega de la poltrona dictatorial, devolver la estabilidad democrática y convencer a los nicaragüenses de que inicien el proceso de recomposición de las maltrechas instituciones del país, tras once años de gobierno autoritario.

La escalada de tensión y violencia y la descomposión que sufre Nicaragua guarda lógicas similitudes con Venezuela, aliado bolivariano. Daniel Ortega viola de modo sistemático la Constitución, nombra arbitrariamente a su familia para cargos públicos con aboluta impunidad, gobierna a golpe de decretazos, persigue a los opositores políticos y periodistas independientes y asesina sin escrúpulos a un pueblo necesitado de que sus instituciones adquiran peso y legtimidad real entre sus gentes.

Los nicaragüenses que hoy luchan en las calles no sólo condenan la polémica reforma del sistema de seguridad social. La mala gestión de la economía, la corrupción, la inflación galopante, el desempleo y la miseria van en aumento, junto con el abuso de poder y la inseguridad ciudadana

Nicaragua podría salir adelante. Es un país con larga tradición de lucha y con voluntad de reconstrucción nacional. Pero para ello es urgente que Ortega deje el poder pacíficamente y que todas las fuerzas políticas, militares, religiosas y sociales se sumen a la tarea de la reconstrucción democrática para evitar que la nación se vuelva ingobernable.

Urge que EEUU, la UE y organismos internacionales como la OEA adopten ya una estrategia firme, solvente y responasble para forzar a Ortega y a toda su camarilla a abandonar el país. Los demócratas nicaragüenses necesitan ese respaldo para que puedan construir de verdad un Estado de derecho que garantice la libertad e igualdad de los ciudadanos. Y a la comunidad internacional le interesa una Nicaragua legítimamente democrática e integrada en un proyecto común de progreso y paz en Latinoamérica.

* Analista y consultor

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