Quien haya vivido la violencia en carne propia puede contar su historia y darnos una perspectiva única de cómo ha sido impactado. Es algo que, como fiscales, vemos todos los días en los casos que recibimos en nuestra oficina. Leer los reportes de arrestos es una cosa pero tener frente a uno a la persona afectada, mirarle a los ojos y escuchar el relato, que es una de las peores experiencias de su vida, es totalmente diferente.
Peor aún si la víctima es un niño, es algo que le llega a uno al corazón. Vemos todo tipo de casos de violencia y maltrato contra los niños. Y es aún más desgarrador cuando la criatura es tan pequeña que todavía no puede hablar ni explicar lo que le pasó y quién lo hizo.
Los casos de abuso infantil son horribles. Aún a los fiscales con más experiencia con los casos criminales más espantosos, les afectan estos casos. Escuchar los horrores que les pasan a niños inocentes a mano de personas crueles, que están encargados de su cuidado y bienestar. ¿Cómo puede una persona hacerle daño a un ser que no puede defenderse?
Nosotros, las fuerzas del orden público, sabemos que sólo conocemos una parte del número total de casos de abuso infantil que ocurren en todo el país.
Lamentablemente, sólo nos enteramos de los casos de maltrato después de que sean denunciados en las clínicas, hospitales, en la Policía y en las agencias de servicios sociales.
El 80% de los culpables de tales hechos resultan ser los mismos padres, madres, padrastros y madrastras del abusado. Por tal razón se sabe que el abuso a menores es un delito que se presenta principalmente dentro de la propia familia.
Sabemos que siempre se va a subestimar la magnitud real del problema pero también sabemos que:
- Cada 13 segundos un niño es abusado en algún lugar de los Estados Unidos.
- Se estima que hay unos 60 millones que fueron víctimas de algún tipo de abuso infantil y que hoy viven en los Estados Unidos.
Tristemente, quienes fueron abusados son seis veces más propensos a convertirse en padres abusivos para continuar con el ciclo de abuso infantil.
Ante la ley, el abuso infantil tiende a caer en tres categorías principales: el abandono, el maltrato físico y el abuso sexual.
Por ejemplo, no proveer a un niño atención médica necesaria puede ser un tipo de negligencia infantil. Actos extremos de disciplina física pueden ser ejemplos de abuso físico.
En un caso en particular que se nos presentó, unos padres pegaban a un joven muchacho en repetidas ocasiones con un martillo, como forma disciplinaria. Esto no se trataba de procurar la disciplina sino de torturar, un crimen, un delito. Y por ello, un jurado condenó a ambos padres y los envió a la cárcel por mucho tiempo.
Finalmente, el abuso sexual infantil puede variar desde un simple toque inapropiado hasta un contacto sexual. La condena en estos tipos de casos varía mucho y son aplicados acorde a cada situación. Pero si le aseguro que son condenas muy muy severas.
El abuso infantil no se puede definir por la nacionalidad, raza o cultura. De hecho, el factor más constante, que aumenta las posibilidades de que una persona se convierta en un abusador, es que esa misma persona haya sido abusada durante su niñez.
Como ya mencioné antes, las estadísticas revelan que el riesgo de que una persona que haya sido abusada de alguna manera se convierta en abusador, es mucho más probable que una persona que no ha sido abusada.
Sin embargo, la cultura puede ser un factor en cuando se habla de reportar casos de abuso infantil. Las familias hispanas, en particular las que inmigraron a los Estados Unidos, tienden a valorar la cercanía y relación entre sus miembros de una manera mayor y esto, que llaman “familismo”, tiende con frecuencia a dificultar el conocimiento de las acciones abusivas.
Todo esto crea un problema enorme cuando se habla de reportar estos hechos tan tristes.
Para todo caso criminal es importante tener evidencias, Si no hay evidencia, testigos o testimonio, no se puede presentar el caso ante la corte.
Por ejemplo, si hay alegaciones de abuso físico
(moretones, heridas, etc.), falta de higiene, falta de nutrición, comportamiento inusual… hay que documentarlo para poder probar el caso.
Necesitamos que las personas reporten cualquier tipo de abuso cuando lo vean suceder o incluso cuando sospechen.
Si ven que los padres tienen problemas mentales o algún tipo de adicción, traten de buscarles ayuda por el bienestar de la criatura que no puede defenderse.
También hay casos de abuso, abandono o negligencia que no llegan a nosotros porque no trasciende las esferas para llegar a nosotros como acto criminal.
Es importante que las familias y amistades estén pendientes de ayudar a estar familias, proteger a éstos niños y prevenir una tragedia.