El titular en primera plana de la más reciente entrega de la prestigiosa revista Consumer Reports, coloca a la nación en otro grave dilema: “42 millones de personas deben 1,3 billones de dólares en deudas estudiantiles”.
Hacerse de una carrera universitaria es, en ocasiones, una decisión difícil pero necesaria en la sociedad moderna. Perturbarla financieramente no creo que reporte buenos dividendos. MDC y otras instituciones similares en la nación son la más rotunda respuesta
El titular en primera plana de la más reciente entrega de la prestigiosa revista Consumer Reports, coloca a la nación en otro grave dilema: “42 millones de personas deben 1,3 billones de dólares en deudas estudiantiles”.
A costa de estas deudas funciona una formidable industria privada que se ha enriquecido notablemente, mientras los estudiantes tienen que posponer no pocos requerimientos del llamado sueño americano para poder lidiar con los pagos.
Dice la investigación de la revista que “paso a paso, una ley tras otra, han sido sancionadas por el Congreso para hacer de la deuda estudiantil, la peor de su tipo entre los americanos y la mejor, sin embargo, para bancos y entidades colectoras. Se está hablando de una industria de promisorio futuro de $140.000 millones al año.
A esta tortuosa circunstancia hay que agregar transformaciones acontecidas en el seno de la sociedad: los ingresos de la clase media han disminuido, el costo de la universidad se ha incrementado y los estados van dejando de invertir en la educación superior como históricamente lo habían hecho.
El estudio no me toma de sorpresa. Desde esta magnífica tribuna que es Miami Dade College hemos llamado la atención en numerosas ocasiones sobre la necesidad de atender las insuficiencias de la educación universitaria americana si queremos ocupar los primeros lugares que siempre nos caracterizaron. Este mundo de tecnología y ciencia expeditas requiere de la más rigurosa y accesible academia.
Los testimonios que ha reunido la revista resultan estremecedores y vergonzantes para los estamentos políticos que han sido cómplices de este desastre.
Jackie Krowen es una enfermera de Oregon que percibe un sueldo de 62.000 dólares. Tiene una deuda de estudios universitarios de 128.000 dólares, con un balance restante de 152.000 para pagos mensuales de 1.200 dólares.
Marvin Logan Jr., es un consejero juvenil en una fundación de Atlanta y percibe 25.000 al año. Carga con el fardo de una deuda académica de 78.000 dólares, para la cual asume pagos mensuales de 789 dólares.
Jessie Suren, de Filadelfia, vende paquetes de vacaciones y percibe 39.000 al año. Su deuda con la universidad es de $72,000, con un balance restante de 90.000 y paga cada mes 900 dólares.
Ante la indiferencia o la avaricia, se están desangrando generaciones de estadounidenses, lo cual no es ético, ni moral.
¿Cómo impacta la deuda en la vida de estas personas?: 44% deben disminuir gastos diarios; 37% posponen el ahorro para su retiro u otras metas financieras; 28% posponen comprar una casa; 12% esperan más para casarse y 14% cambian de carrera como resultado de la deuda.
Instituciones como el Miami Dade College, según el reporte, siguen siendo una vía de acceso seguro a la educación superior para evitar las leoninas deudas. En nuestro caso, el MDC ofrece la educación más eficiente y costeable y de alta calidad de los Estados Unidos, con posibilidades seguras de empleo.
En principio, el precio de la matrícula en el Miami Dade es bajo y existen numerosas opciones de ayuda financiera para los estudiantes. Más del 80% califica y recibe dicha ayuda. Menos del 7% se gradúa con deudas, que resultan ser significativamente bajas.
Con más de 300 programas de estudio, donde se incluyen varias licenciaturas, para profesiones en alta demanda, MDC termina por ser el antídoto para las agobiantes deudas académicas y, sin duda, el pasaporte para el sueño americano.
Hacerse de una carrera universitaria es, en ocasiones, una decisión difícil pero necesaria en la sociedad moderna. Perturbarla financieramente no creo que reporte buenos dividendos. MDC y otras instituciones similares en la nación son la más rotunda respuesta.