El domingo más de 5,3 millones de hondureños estaban llamados a depositar su voto para elegir a 298 alcaldes, 128 diputados propietarios al Congreso Nacional, 20 representantes al Parlamento Centroamericano, y al Presidente que regirá los designios del país centroamericano hasta el 2018. n La participación, según en palabras del candidato oficialista por el gobernante Partido Nacional, Juan Orlando Hernández, fue histórica, lo que demuestra es el amplio interés de la población por dar solución a un cúmulo de problemas que ha hecho que Honduras se sitúe con el dudoso título de estar a la cabeza de uno de los países más peligrosos del mundo. n
Pero no sólo la violencia gangrena la sociedad hondureña. La pobreza es otro cáncer que impide que el país pueda avanzar: el 66% de la población es pobre y, desafortunadamente, la pobreza extrema ha escalado desde el 36% hasta el 46% en los últimos tres años. n Para colmo de males, el fuerte crecimiento económico que un gran número de países ha disfrutado en la última década, no ha arraigado en Honduras con la misma fuerza y, si hace unos años el país crecía a un 7,8% anual, ahora lo hace tan sólo a un 3,5%, un dato que padece los efectos de la corrupción, otra de las plagas que corroe las instituciones en la mayoría de sus niveles. n El panorama para los próximos años no es alentador pues además acumula una deuda externa (entre pública y privada) que alcanza hasta septiembre los 5.686,1 millones de dólares. n u00bfResultado? El próximo Gobierno debe tener la valentía de llevar cabo las reformas necesarias, que acaben con la corrupción y demás factores que atenazan el crecimiento del país. Los millones de hondureños que votaron ayer, independientemente del candidato, así lo desean.
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