El sistema comunista instaurado en la Isla por más de seis tristes décadas como único modelo político y social han asfixiado y llevado a la muerte física y psicológica a más de seis generaciones de cubanos. Este funesto sistema ha llevado a la precariedad en el desarrollo económico a todo un país, incluyendo a innumerables familias e instituciones sociales y de asistencia.
No puedo dejar de mencionar la represión sistemática a las libertades individuales y la represión violenta al que se opone de manera pacífica y racional. Lamentablemente los dictadores de turno y sus colaboradores han convertido la nación en un laboratorio ideológico de fracasos sin poder encontrar soluciones concretas ante la crisis política y social. Las consecuencias de lo anterior han llevado a la miseria material y espiritual a todo un pueblo, que tropieza una y otra vez sin poder aún levantarse ni liberarse del yugo opresor y sanguinario.
La incapacidad de los dicta-decisores para garantizar los bienes básicos se ha convertido en una odisea llena de promesas siempre incumplidas para los cubanos de a pie, porque para los de la elite y cúpula en el poder no parecen sufrir los mismos males.
Hoy el pueblo enfrenta una de las peores crisis de su historia personal y social se vive el colapso de todos los servicios públicos, y la represión como pan amargo y cotidiano arrastra a sus hijos al agotamiento profundo y desesperanzador.
El comunismo es el eje de todos los males en Cuba porque, lejos de liberar, dignificar, y garantizar las libertades individuales y civiles, condenan al silencio y a las mazmorras a cada uno de sus hijos por reclamar los Derechos a tener Derechos Humanos. Sin embargo, se vislumbra entre tanta sombra de muerte y desolación un signo de esperanza y resistencia en las nuevas generaciones, que nos inspiran en el deseo y anhelo de la libertad real y posible.
El renacer de la Isla cubana a una vida nueva dependerá del esfuerzo, deseo, y voluntad política de todos nosotros, donde quiera que nos encontremos siendo voz y testimonio de los que no la tienen por ahora. Porque la historia nos lo ha demostrado, ningún régimen autoritario es eterno. Que la Patria nos contemple orgullosa por la obra que realicemos por la liberación definitiva. Dios bendiga a Cuba y a los cubanos con la libertad y la vida que se nos ha negado en dignidad por tantas décadas. Nos lo merecemos todos y nuestros mártires por la libertad también.