La huelga de hambre del premio Sajarov Guillermo Fariñas ha demostrado su valía. Incluso cumplió el objetivo de darle a conocer al mundo que las cosas en Cuba no han cambiado, que a pesar de que ahora existen relaciones diplomáticas con Estados Unidos se continúan violando los derechos humanos más elementales, cuando hombres y mujeres son reprimidas por tratar de expresar sus ideas políticas.
La huelga de hambre también ha demostrado cuánto pueden unirse los cubanos a favor de una causa. En un momento de esta campaña, más dos decenas de opositores se encontraban en ayuno para solidarizarse con el resto de sus compañeros y exigir al régimen cubano reconocer públicamente sus tácticas represivas contra los opositores.
Estas acciones pacíficas han tenido y continúan teniendo un gran impacto tanto dentro como fuera de la isla. Numerosas personalidades e instituciones reconocieron el valor de Fariñas y el resto de los opositores, sin embargo, también coincidieron en que hay que cambiar de estrategia.
Las huelgas de hambre son una herramienta útil pero también muy peligrosa y en estos momentos debe conservarse lo más importante que son las vidas de estos pacíficos luchadores por la libertad. El régimen cubano ha demostrado que no le importa la vida de los hijos de la patria, de ningún cubano, pues es capaz de devorar a sus propios hijos.
Teniendo en cuenta esta realidad, es mejor seguir luchando contra la tiranía a través de otros métodos igualmente no violentos. Fariñas y todos los activistas de derechos humanos de Cuba tienen un sinnúmero de opciones para denunciar cada una de las violaciones del régimen contra su propio pueblo y el mundo entero seguirá admirando su valentía.
A través de las redes sociales o de cuánta herramienta de comunicación se tenga al alcance, es necesario expresar nuestra solidaridad con Fariñas y los activistas cubanos que sólo piden respeto para todos los cubanos. Que incluso el Gobierno cubano publique el compromiso en sus medios de comunicación.
Cada cubano, cada persona que ame la libertad, sin importar su nacionalidad, tiene el deber de levantar su voz para salvar la vida un hombre que dijo basta ya de abusos a un pueblo reprimido por más de medio siglo. El verdadero valor de la huelga de hambre de Fariñas radica en el poder que tiene cada uno de nosotros de multiplicar su mensaje.
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