Gracias a la bondad y gentileza de la familia que conduce los destinos de este venerable Diario las Américas, acabamos de celebrar otro evento de la Cátedra Mezerhane sobre Democracia, Estado de Derecho y Derechos Humanos, del Miami Dade College, que desde ya queda inscrito en los anales del esfuerzo que hace la academia americana en sus desvelos por un mundo mejor y más justo.
Siempre he pensado que parte sustancial de la buena enseñanza ocurre en las aulas y más recientemente online, de la mano de un profesor en condiciones ideales para ser impartida. La otra parte del aprendizaje se encuentra en los foros y circunstancias culturales que una institución dada sea capaz de generar a beneficio de los estudiantes y, en general, de la comunidad que cae bajo su influencia.
No creo en elitismo a la hora de abrir ese diapasón de intercambio y entendimiento. Mi blasón viene fortalecido por la democracia y la accesibilidad. Si así no fuera, difícilmente contaríamos con el concurso de personas importantes con la capacidad para dirimir ideas tan complejas e influyentes como las que acaban de ser discutidas en el foro de expresidentes, jefes de Estado y líderes regionales, recién celebrado en el College, sobre la posibilidad de reinventar los partidos políticos a beneficio de quienes votan.
Los debates fueron arduos, nuestros vecinos del sur siguen agobiados por la corrupción, aunque no es menos cierto que quienes la practican ahora suelen ser castigados puntualmente aunque desempeñen los más altos cargos gubernamentales. El populismo también hace de las suyas y ese afán de sus representantes de mantenerse en el poder, para lo cual cambian constituciones y alteran votaciones populares. Se discutió el papel de los partidos para sacudirse esas lacras. La educación y función de líderes auténticos, sin intereses creados. Quedó claro que los presidentes son servidores públicos y no caudillos que responden a las normas de dogmas específicos.
Estas jornadas tal vez no pueden acontecer en otros sitios sin el amezermparo y la transparencia de la academia americana. En nuestro caso específico, se produce al mismo tiempo una retroalimentación entre los emigrantes y refugiados procedentes del sur ya asentados en los Estados Unidos, duchos en los pormenores de la democracia, porque la viven y disfrutan sus cuantiosas ventajas, y sus congéneres de origen que también tratan de progresar, no mediante la imitación sino de la adaptación de nuestros valores probados a sus circunstancias.
Hace unos días también tuvimos un encuentro de pensadores preclaros, en colaboración con el Banco Interamericano de Desarrollo. Vinieron de distintos puntos del mundo para dispensar a todos sus conocimientos científicos y tecnológicos de éxito.
Y en unas pocas semanas, el domingo 12 de noviembre, para ser precisos, abre sus puertas el encuentro de su tipo más importante de los Estados Unidos, la Feria del Libro de Miami, un verdadero oasis de sabiduría y plenitud cuando más lo necesitamos, luego de tormentas naturales y sociales.
Vuelvo y repito, son virtudes de la academia americana, a la cual orgullosamente pertenecemos y representamos con gestos y eventos que la engrandecen.
Presidente del Miami Dade College