Nuevamente hemos experimentado el deseo profundo de libertad del pueblo cubano. Los hermanos de la Isla, cansados y agobiados por 65 años de vivir en la miseria extrema, la falta de libertades básicas y la violencia psicológica constante del régimen salen a las calles a reclamar de una vez y para siempre tener Derechos a tener Derechos Humanos.
La casta del régimen asesino justifica sus acciones ineficientes, mediocres y violentas mediante la retórica absurda y ciega de que todo se encuentra como a modo de Alicia en el país de las maravillas. ¡Mentiras y más mentiras!, ¡Basta ya, dictadura criminal! de aplicar la muerte asistida a todo un pueblo que pasa hambre y sufre de insalubridad.
Sabemos que el camino a la libertad definitiva cuesta muchos sacrificios y la entrega generosa de valerosos hombres y mujeres que a través de la historia han entregado y entregan su vida a la causa de la libertad de sus hermanos y de esos tenemos muchos ejemplos dentro de Cuba y en la diáspora. No podemos darnos el lujo de seguir perdiendo lo más valioso que nos ha regalado Dios: la Vida.
Desde la diáspora muchos seguiremos siendo voz de los que no tienen voz, para ver a nuestra Patria liberada del terror del sistema comunista. La Esperanza en la libertad es el escudo de los que anhelamos prontamente un cambio real y posible en la tierra que nos vio nacer. Muchos son los cubanos, que desde la sociedad civil independiente tienen propuestas concretas en todos los ámbitos económicos y sociales para que las diferentes Instituciones crezcan y desarrollen proyectos para el bien común.
Los cubanos prisioneros en la Isla cárcel merecen ser liberados inmediatamente del terror y temor del comunismo y sus manifestaciones. Virgen de la Caridad del Cobre, intercede ante tu Hijo Jesucristo por tus hijos que sufren y lloran desesperadamente por un cambio en la Isla. Estoy seguro de que la Patria nos contempla orgullosa de nuestro compromiso y dedicación por la libertad.