Cuando la fiera anda profundamente herida de muerte, y sus días de vida son cada días más escasos y crueles, entra un letargo de ansiedad agonizante, que los llevan a cometer los peores desafueros y actos de barbarie más insólitos, para finalmente morir definitivamente solos y abandonados y con el repudio general de la humanidad.
Este epílogo es para la historia final del usurpador y de su oprobiosa dictadura militar, despreciada y condenada por todo el mundo libre, civilizado y democrático. No existe un rincón en el globo terráqueo que desconozca las barbaridades, atrocidades y violaciones fundamentales de los derechos humanos por parte de la dictadura castro comunista impuesta en Venezuela.
Lo condenable es que en su despedida fúnebre, arrastre vidas de seres humanos inocentes, niños, mujeres, ancianos y desvalidos, que mueren asesinados, mutilados, violados, quemados y torturados, pero más cruel es hacerlo con las etnias descendientes de los primeros fundadores y habitantes de nuestro territorio, del cual en el pasado los "chavistas" se ufanaban de ser sus “defensores” a ultranza. Desde la Gran Sabana hasta Santa Elena de Guairen la acción genocida tuvo su efectos sangrientos y demoledores contra el respeto a la vida y los derechos humanos fundamentales.
La famosa estatua del navegante Cristóbal Colon, descubridor de América, colocada en la famosa escalinatas de El Calvario, en el centro de Caracas, fue derrumbada y eliminada de ese histórico lugar, como castigo a la presencia “exterminadora del imperio español” y por lo tanto se decretaba el “Día de la Resistencia Indígena” en respuesta al supuesto “genocidio y esclavización” practicado en el pasado por los conquistadores europeos en nuestro territorio. Que tamaño de cursilería y demagogia política del comandante eterno hoy instalado en su suite especial en la quinta paila del infierno.
Lo ocurrido contra nuestros hermanos Pemones, producto de la agresividad guerrerista, el odio y ensañamiento físico contra sus comunidades instaladas en la zona, a los cuales históricamente se han convertido en los “protectores naturales ” del legado geográfico y ambiental de la Gran Sabana, es sencillamente humillante, condenable y la mayor expresión del desquiciamiento colectivo de un régimen de asesinos, delincuentes y exterminadores, sin escrúpulos algunos, que merecen ser castigados con todo el peso de la ley, y acusados ante los tribunales internacionales, como delito de lesa humanidad.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, instalada en el Municipio Gran Sabana, en el propio lugar de los hechos y testigo fiel de las atrocidades de los miembros de la GNB, de los paramilitares mal llamados “colectivos” y de los presos comunes liberados por la acción del régimen, para ser convertidos en asesinos y mercenarios de la “robolucion”, decidió por unanimidad de sus integrantes acordar la urgente Medida Cautelar No 181-19 para proteger a los indígenas miembros de la etnia Pemón de la comunidad San Francisco de Yuruani o “Kumaracapay”, requiriendo a la República Bolivariana de Venezuela, la protección y seguridad inmediata de los afectados por la represión, incluyendo a los dirigentes indígenas como el capitán de la comunidad de San Francisco de Yuruani Alberto Delgado, herido de bala, y Olnar Ortiz, Coordinador de Pueblos indígenas del Foro Penal, todo ellos se encuentran en “situación de gravedad y urgencia de riesgos de daño irreparable a sus derechos ciudadanos y humanos”.
Esta decisión institucional de un órgano especializado de la OEA, tomada el pasado 28 de febrero, viene a poner el “dedo sobre la llaga”, sobre un hecho aborrecido y condenado por el mundo civilizado, abre las posibilidades de lograr que sean implementadas medidas enérgicas que impidan la masacre, la violación de los hogares, la persecución y cacería humana de pemones, de los asesinados y heridos, por la acción fascista y exterminadora del régimen. Ahora la responsabilidad es del régimen, acatar o violar este mandato internacional de la OEA. Nosotros la apoyamos incondicionalmente.
Es importante destacar la acción patriótica, valiente y ejemplar de nuestros antepasados indígenas, quienes con sus arcos y flechas, únicas armas en su poder, se enfrentaron con tenacidad y decisión a los grupos de delincuentes y mercenarios exterminadores del régimen, a quienes no solo capturaron a los jefes de la represión: un general y dos tenientes, sino también a un grupo de funcionarios de la GNB, todos ellos autores de la masacre contra su pueblo Pemón, que dejo el trágico saldo de más de 22 muertos y más de 100 heridos de bala. Defendieron con hidalguía y valor, sus comunidades, el aeropuerto local, hasta que mas de 700 funcionarios y paramilitares y presos comunes, traídos desde Ciudad Guayana, insurgieron contra ellos salvajemente causando inmensos daños físicos contra su población.
La comunidad estudiantil universitaria, ha estado presente en la zona, ofreciéndoles su solidaridad y respaldo activo contra la barbarie del régimen opresor. Los partidos políticos de oposición que hoy acompañan al presidente Juan Guaidó y el propio mandatario han expresado públicamente estar de su lado. Todos los intelectuales y organizaciones internacionales del mundo democrático, como la OEA y su secretario General Luis Almagro, están denunciando y reclamando justicia para el ¡Bravo Pueblo Pemón!, hoy víctima del genocidio del usurpador Maduro y sus agentes represivos y asesinos.
Nosotros nos unimos a las voces que reclamamos castigo inmediato a sus autores materiales e intelectuales, y verdugos de la primera mujer pemón Zoraida Rodríguez, asesinada de un disparo y de otros miembros ajusticiados de esa valiente comunidad indígena. ¡Nos unimos al grito de ARIWONNOTO!, traducción de LIBERTAD en su dialecto pemón. ¡Gloria al Bravo Pueblo Pemón!