No dudamos de la buena fe de la propuesta del congresista Joe García de abrir la puerta a que un tratamiento contra la diabetes desarrollado en Cuba pueda probarse y comercializarse en los Estados Unidos. u201cEstoy a favor de que millones de personas que padecen esta enfermedad en este país tengan una posibilidad de cura u201d, declaraba García el martes a DIARIO LAS AMÉRICAS. n
La sorpresa y la duda que ha generado la propuesta eran, sin embargo, más que predecibles y parece al menos ingenuo y hasta contradictorio que ahora corra a aclarar a sus críticos que está a favor del embargo contra la dictadura castrista. n
Serían necesarios muchos más datos sobre el trabajo y los avances del Centro Cubano de Ingeniería Genética y Biotecnología y si no hay otras entidades en otras partes del mundo que estén investigando sobre enfermedades que golpean a los estadounidenses. Plantear esta propuesta para ayudar a un organismo cubano pudiera parecer hasta una provocación y antes de realizarla tendría que haber valorado el efecto publicitario que una medida así tendrá para el régimen comunista antes de poder saber si los tratamientos son realmente eficaces. n
Mucho se ha escrito sobre la sanidad cubana, sobre sus mitos y realidades. Por eso sería necesaria una valoración y estudio por parte de miembros relevantes de la comunidad médica estadounidense antes de plantear al Departamento del Tesoro la posibilidad de autorizar una operación comercial de este calado. nPuede que el fin fuera ayudar a las personas que padecen diabetes en este país, pero finalmente lo único que se ha conseguido es crear una nueva polémica estéril que aviva el enfrentamiento entre nuestros representantes.