viernes 13  de  diciembre 2024
opinión

La frontera abierta ya casi está aquí

La frontera sur ya está en crisis, pero sin una corrección de rumbo, esto está a punto de convertirse en una catástrofe

A estas alturas, todos hemos visto las imágenes de la Administración de Joe Biden enviando inmigrantes ilegales en aviones y buses para ser transportados por todo el país. En solo unas pocas semanas, cuando el Presidente Biden ponga fin al Título 42 en la frontera, veremos a cientos de miles de inmigrantes ilegales más llegar a comunidades de EEUU, pueblos y ciudades en nuestro país se verán abrumados y puede apostarles que no habrá apoyo federal para ayudarlos.

Por años, los liberales y sus aliados en los medios de comunicación han acusado a los conservadores de exagerar sobre la necesidad de seguridad fronteriza. Han calificado cualquier oposición a la apertura de fronteras como racismo, xenofobia e histeria. Ahora, nos estamos dando cuenta de cómo se vería realmente una frontera abierta. Y, la realidad es que no pinta nada bien. Parece que los progresistas fueron los que estaban exagerando todo este tiempo.

La autoridad del Título 42, impuesta en la era de la pandemia, permitió a los funcionarios fronterizos acelerar la expulsión de inmigrantes ilegales – incluyendo aquellos que buscaban abusar del generoso sistema de asilo en EEUU – fue una de las herramientas más exitosas por parte de EEUU en su esfuerzo por limitar los cruces fronterizos los cuales han aumentado en un 68% desde que el presidente Joe Biden asumió la presidencia. A pesar de esto, el presidente Biden optó por anular el Título 42. Ahora, el gobierno de EEUU se está preparando para la llegada de una gran oleada de inmigrantes, como nunca hemos visto antes, y quienes tienen que enforzar la ley no podrán detenerlos.

La decisión del Presidente Biden no es solo imprudente sino que también es peligrosa y profundamente irresponsable. Los funcionarios fronterizos pueden procesar de manera segura a unos 3,500 migrantes por día, pero actualmente son alrededor de 7,000. Cuando expire el Título 42, ese número podría aún más que duplicarse, tal vez incluso triplicarse o cuadruplicarse. Poner en peligro a las fuerzas de orden público en un momento como este es políticamente torpe, pero aún más, será desastroso para nuestro país.

Incluso algunos demócratas reconocen esta locura por lo que realmente es, y algunos han presentado legislación en el Senado para restablecer el Título 42. Sin embargo, el proyecto de ley de los demócratas apesta a una simple cobertura política, en vez de ser una corrección de rumbo genuina.

Por un lado, el proyecto de ley solo propone una extensión temporal del Título 42 y deja la elaboración de un plan de reemplazo a discreción de la Casa Blanca. Tal vez el Presidente Biden tenga un cambio de opinión milagrosamente y comience a proteger nuestra frontera en serio, pero no apuesto por eso. Además, los activistas izquierdistas que odian el Título 42 ya están racionalizando el plan de los demócratas, sugiriendo que es una “maniobra clásica de Washington” para “aplacar a los republicanos”. Eso debería ser una señal de advertencia para todos los que se preocupan por hacer cumplir la ley.

Algunos argumentarán que el proyecto de ley de los demócratas sería mejor que nada. Pero lo que la gente no se da cuenta es que la seguridad fronteriza no se trata solo del texto legal y de la letra pequeña. También se trata de la impresión que los legisladores le dan a los migrantes, a los traficantes de personas y a los cárteles. Y desde antes de ser electo, el mensaje de Joe Biden ha sido claro: “Es temporada abierta para la migración ilegal”.

Los miembros de la administración continuarán enviando ese mensaje, y los migrantes continuarán inundando nuestra frontera en números cada vez mayores, hasta que el Congreso los obligue a hacer su trabajo. Es por eso que presenté un proyecto de ley, uno que extenderá el Título 42 por otros tres años, sin una solución conveniente para renunciar a la aplicación.

La frontera sur ya está en crisis, pero sin una corrección de rumbo, esto está a punto de convertirse en una catástrofe. Aquellos que apoyan esta locura han abandonado su deber de mantener a EEUU seguro. Debemos defender el estado de derecho en nuestro país. Solo una postura firme enviará el mensaje correcto a los migrantes, a los traficantes de personas y a los cárteles que esperan en nuestra frontera.

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