sábado 15  de  marzo 2025
OPINIÓN

La iniciativa privada y el ajuste de cuentas

La apertura en Cuba de la economía a los negocios privados permitió el florecimiento de una ralea bien situada... y eso, precisamnete, preocupó al Gobierno
Diario las Américas | JUAN JUAN ALMEIDA GARCÍA
Por JUAN JUAN ALMEIDA GARCÍA

En Cuba existe, es casi palpable, ese punto inexacto donde desaparece la buena intención. Esta vez les tocó el horror del cadalso a los propietarios del restaurant privado Starbien.

José Raúl Colomé, hijo del exministro del Interior Abelardo (Furry) Colomé Ibarra; y Osmani Cisneros, hijo del fallecido dirigente cubano Ángel (Angelito) Cisneros, a pesar de contar con sobrada experiencia en gastronomía y de haber logrado un ambiente acogedor en la citada instalación con exquisita comida y una excelente atención, cayeron bajo la mirada descuartizadora de Alejandro Castro Espín y su combinación de poder.

La apertura en Cuba de la economía a los negocios privados permitió el florecimiento de una ralea bien situada.

Durante los últimos años, hemos visto que los cuentapropistas han demostrado ser esa parte de la sociedad civil cubana que va mucho más adelante que cualquier partido político. Tiene un impacto social súper positivo, ayudan a la comunidad, generan empleo y la mezcla de ingenio emprendedor con propósitos magnetiza a la población, precisamente por todos esos méritos a su favor, siempre están bajo el ojo avizor de los recelosos del estatus quo del régimen. Sin embargo, las razones por las que habrían actuado en contra del restaurante Starbien no están muy claras.

La investigación, en manos de la fiscalía, no ha llegado a ninguna conclusión. Técnicamente no hay problemas ni se detectan indisciplinas en materia fiscal, no obstante, aun cuando no se habían encontrado violaciones justificantes de acciones legales, después de una charla insustancial se ordenó retirar los pasaportes a José Raúl Colomé, Osmani Cisneros y algunos familiares de ambos.

Ubicado en calle 29 # 205 entre B y C en el capitalino Vedado; Starbien ganó la preferencia de clientes nacionales y turistas internacionales por la inusual fusión de la delicadeza en el servicio y la innovadora calidad culinaria en medio del entorno habanero. Para muchos califica como uno de los mejores restaurantes de Cuba.

El móvil real de la medida del cierre de Starbien se pierde entre los rumores de súbditos leales al gobierno y fuentes que declinan expresar una opinión por temor a comprometerse; pero deja una huella que identifica este singular proceso como el eslabón perdido entre castigo, regaño y un buen pase de cuentas.

“Todos quieren la verdad, pero pocos aplican la sinceridad. Las sanciones en nuestro país siempre tienen dos aristas, la que se dice y la que se omite”, explica una fuente cercana a la investigación que se oculta bajo el seudónimo el misterioso.

“No es difícil deducir que esta suerte de condena sin juicio pasará por un acuerdo – explica el informador anónimo -, porque no tiene lógica legal. Ante un caso sin denuncias, queda claro que la medida de retirar los pasaportes y de revisar al detalle los ingresos del paladar, no es contra los propietarios ni empleados de “Starbien”, tampoco responde a un caso de corrupción ni a ninguna alteración de las normas establecidas para el sector restaurantero del cuentapropismo, los documentos fiscalizados por la ONAT dicen que no hay irregularidades. Entonces, a eso yo le llamo ajustar cuentas. La orden viene de arriba y es contra el general en retiro Abelardo Colomé Ibarra que, como todos sabemos, por enfermedad, y por ciertas incongruencias con el hermano menor del Agha, en octubre de 2015 fue obligado a renunciar del cargo de ministro y a su condición de miembro del Consejo de Estado”.

“No existe mejor forma para destrozar a un padre, que pisotear a un hijo – concluye el interlocutor –, es cuestión de semántica, como ordeñar una planta para sacar leche de soja”.

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