Ya parece una costumbre: no hay una semana en la que no ocurra algo en la administración de Donald Trump. Desde la renuncia de un nuevo funcionario de la Casa Blanca hasta un dramático cambio de posición por parte del Presidente.
Ya parece una costumbre: no hay una semana en la que no ocurra algo en la administración de Donald Trump. Desde la renuncia de un nuevo funcionario de la Casa Blanca hasta un dramático cambio de posición por parte del Presidente.
En los últimos diez días, el país ha sido testigo nuevamente de una serie de eventos significativos, ninguno de los cuales ha ayudado a dar la impresión de que Trump tiene todo bajo control.
Por ejemplo, las interrogantes sobre los activos personales del asesor principal y yerno de Trump, Jared Kushner, han ido en aumento.
En primer lugar, John Kelly, jefe de Gabinete, le retiró la autorización de máxima seguridad, lo que limita su acceso a material confidencial y dificulta su desempeño como enviado especial del Presidente al Medio Oriente.
En segundo lugar, surgieron inquietudes sobre su aparente y continua participación en los negocios del grupo inmobiliario familiar, después que se revelara que dos compañías estadounidenses de inversión habrían ofrecido préstamos de 500 millones de dólares al negocio de Kushner, poco después de que se reuniera con ejecutivos de ambas firmas, en la Casa Blanca.
Cuando Kushner fue nombrado asesor de Trump el año pasado, dijo que había renunciado a toda responsabilidad en el negocio familiar para evitar el riesgo de un conflicto de intereses.
Otro de los temas controversiales de esta semana ha sido la posibilidad de una ley que permita un mayor control sobre las armas.
En este sentido, y para sorpresa del Partido Republicano, Trump anunció de repente estar de acuerdo con reformas a la ley de control de armas, indicando que quería que el Congreso elaborase una propuesta para aumentar las verificaciones de antecedentes y restringir la venta a los jóvenes, aumentando la edad requerida para comprar un arma de fuego de 18 a 21 años.
Sin embargo, cuando los legisladores empezaban a preguntarse si Trump había querido decir lo que dijo, un lobista de la Asociación Nacional del Rifle visitó la Casa Blanca y dijo que el mandatario podría rectificar sobre su llamado para un mayor control de armas.
¿Cambio de opinión del Presidente o la ANR está poniendo en práctica un inteligente juego político?
Para aumentar la sensación general de incertidumbre, la Casa Blanca sufrió otra baja, esta vez de alguien en quien Trump había depositado su total confianza.
La cuarta directora de comunicaciones y asistente de larga data Hope Hicks renunció un día después de admitir ante el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, durante una agotadora sesión de nueve horas, que había dicho "mentiras piadosas" en nombre del Presidente.
Este es el comité que investiga la interferencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016.
Si la partida de Hicks representó otro duro golpe para Trump, podría no ser el último, luego los persistentes rumores sobre las malas relaciones entre el Presidente y HR McMaster, su asesor de seguridad nacional.
Ciertas informaciones dan cuenta de que el secretario de Defensa, James Mattis, está buscando un nuevo puesto para Mac Master, quien es un teniente general en servicio activo y podría continuar su carrera militar si abandona la Casa Blanca.
Trump también se dio el tiempo para criticar por Twitter al fiscal general, Jeff Sessions, a quien acusó de comportamiento "vergonzoso" por pedir al Inspector General de su departamento que investigara si el FBI había abusado de sus poderes al vigilar a un exasistente de campaña de Trump.
El propio Presidente ha confesado que el secreto de su estrategia radica en ser impredecible.
Para la teoría del caos, las leyes del universo no se pueden anticipar y en el mundo de los negocio, las empresas difícilmente representan un sistema en equilibrio por el constante cambio en los mercados.
Aparentemente la fórmula para sobrevivir con éxito radica en la flexibilidad e inteligencia para adoptar decisiones estratégicas que se surgen del trabajo en equipo que a su vez se inspira en las metas comunes.
La pregunta sería, si esta táctica también le funcionaria al Presidente como político en Washington.