La semana crucial para los demócratas comenzó este lunes, en medio de una crisis para la dirección del comité de ese partido, con la noticia de la renuncia de su presidenta, Debbie Wasserman Schultz, quien anunció el domingo que, al concluir la Convención Demócrata en Filadelfia, dimitiría.
El hecho se suma a la serie de escoyos, que según los analistas, se ha visto obligada a enfrentar la candidata demócrata a la Casa Blanca Hillary Clinton, nominada este martes como la primera mujer en la historia de los Estados Unidos en aspirar a la Presidencia por uno de los partidos mayoritarios.
Si bien el escándalo generado por los mensajes de correo electrónico de contenido confidencial que guardó en un servidor personal no afectaron sus aspiraciones frente a Bernie Sanders, nuevamente un tema relacionado con el manejo de la correspondencia virtual, es lo que ha puesto en entredicho la transparencia del actuar de la dirección de ese partido.
La divulgación de una serie de correos electrónicos que evidencian que un grupo de gente del entorno de Wasserman Schultz diseñó planes para sacar de la carrera al senador Sanders, motivaron que a la presidenta del Comité Demócrata le fuera negado todo tipo de protagonismo en la Convención y tras eso, llegó el anuncio de su inminente renuncia.
Clinton, al igual que le ocurre a su contendiente republicano Donald Trump, necesita proyectar una imagen de unidad de su partido durante el cónclave de Filadelfia, y para ello ha resultado vital el apoyo dado por Sanders en la Convención.
Uno de los principales retos de la exsecretaria de Estado será proyectar una imagen de moderación para poder conquistar a un electorado escéptico, así como también, aunque necesita contar con el apoyo expreso del presidente Obama, deberá tomar distancia de los temas controversiales de esta administración como el enfrentamiento a la amenaza terrorista y la inmigración.
Hillary llega a la convención con cierta desventaja en los sondeos. Por ejemplo, en la Florida, está cuatro puntos por debajo de Trump.