Como si se tratara de una semifinal de copa libertadores, el domingo 27 de mayo los Verdes se quedaron por fuera de la segunda vuelta. No por no tener un buen equipo, al contrario, con un gran equipo y capitán se quedaron por fuera. A la gran final clasificaron Gustavo Petro e Iván Duque. Lo curioso es que esa matemática que le hizo falta a Fajardo estaba en manos de otro gran capitán de equipo, Humberto De La Calle, quien con su honestidad y humildad, pero sobre todo experiencia, quiso llevar al liberalismo a la final pero le falto equipo, ese equipo que le hubiera garantizado llegar a las últimas instancias, pero no fue así y ahora esa votación que dejó en crisis a su partido, sin duda era la necesaria para que Fajardo hubiera llegado a segunda vuelta. Aún no se logra entender por qué no se unieron los dos mejores candidatos, no cabe la menor duda de que, de haber sido así, en este momento la gran final se disputaría de una manera distinta. Si Fajardo no quería al partido liberal por ser un movimiento tradicional, cometió un error, y si no lo hizo por un tema de egos también lo cometió. Lo único cierto es que esos votos de Humberto De La Calle hubieran sido los necesarios para garantizar que el centro estuviera en la segunda vuelta y no la extrema izquierda en cabeza de Petro y sus aliados.
Esa visión de país que representa Gustavo Petro genera incertidumbre debido a que en el pasado se le ha asociado con ideologías que ven a Venezuela como una revolución aliada y no como lo que es: una dictadura. Entonces, ¿cómo creer que Petro será más moderado y que su visión de país es un avance y no un retroceso? Esa respuesta solo la sabremos si queda de presidente y a decir verdad ese riesgo como colombiano resulta bastante peligroso. Es claro que Petro buscará alianzas con los Verdes y con Fajardo, pero ¿realmente Sergio Fajardo hipotecará su integridad política a Petro? Yo honestamente espero que no, no sería consecuente. Lo mejor que pueden hacer los Verdes es dejar libres a sus seguidores para que escojan entre Duque y Petro porque tomar partido desdibujaría su filosofía. Entonces, si los Verdes se quedaron por fuera, ahora no pueden destruir su mensaje apoyando a Petro, tampoco lo deben hacer por Duque, deben en cambio invitar a los votantes a que hagan la reflexión dejándolos en libertad de apoyar a cualquiera de los dos y así consolidar más su mensaje de integridad política e independencia.
Por otro lado, el triunfo Uribista no está cocinado aún, les falta convencer a esos Verdes, Partido de la U, Cambio Radical y Liberales que realmente son una opción. Por ende, ese discurso de destruir los acuerdos debe acabarse con un compromiso de proteger la paz y velar porque esos acuerdos se apliquen como también cerrar la brecha entre pobres y ricos teniendo un discurso de inclusión social. Mejor dicho, si el Uribismo quiere ganar tendrá que realmente girar hacia el centro y no precisamente de dientes para afuera, sino de verdad, para garantizar ese triunfo que les permita llegar a la presidencia. Si se creen ganadores y mantienen esa postura arrogante seguramente Gustavo Petro ganará. En el pasado había manifestado que Petro era la amenaza fantasma y lo sigo diciendo: ¡Cuidado! No se pueden tomar las cosas a la ligera porque sino al Uribismo le pasará lo mismo que a los Verdes, se quedarán por fuera a pesar que ya lo tenían casi todo ganado.