¿Alguna vez han visto un zombie financiero? Es difícil distinguirlos porque no son como los de las películas; con la cara blanca, ojeras de mapache, dientes feos, pelo de estropajo, ropa sucia y rota y, además, estoy cien por ciento seguro que huelen mal. Los zombies financieros se ven como la gente común y corriente; hasta huelen bien, la mayoría se baña a diario, trabajan, etcétera.
Los zombies financieros despiertan una vez al año; solo por unos días, cuando es tiempo de hacer su declaración de impuestos. Fuera de la temporada de impuestos, ellos se la pasan trabajando y trabajando y trabajando hasta que el preparador de impuestos o el contador les dice, “entre usted y su esposa ganaron $60.000 dólares”. Aquí es cuando el zombie despierta: se le abren los ojos bien grandotes y, todo consternado, empieza a pregungritar: “¡¿Cuánto?! ¡Imposible! ¡Por supuesto que no! Me está mientiendo, nosotros no ganamos esa cantidad de dinero, lo que usted quiere es cobrarnos de más”. Hasta le reclaman al contador, “a ver, si ganamos ese dinero, dígame dónde está porque nosotros vivimos de mes a mes; lo que es peor, de semana a semana”. “Si nosotros ganáramos ese montón de dinero, no estaríamos donde estamos y como estamos”.
No es fácil despertar a los zombies financieros porque están infectados con el virus de la cositis, ese virus los adormece, quitándoles toda sensación de responsabilidad con el propósito de que hagan compras innecesarias. Gastan y se dan sus caprichos con el dinero de la renta y de la luz y no despiertan a pesar de las presiones financieras. Continúan adormecidos esperando que alguien más les solucione sus problemas, seguros de que si ganaran más, estarían mejor.
Los zombies financieros se pasan toda su vida trabajando. Lo único que sí los despierta son las cachetadas de la jubilación. Cuando se enteran de lo que les toca como pensión del Seguro Social, despierta hasta el más azonzado de los zombies. Los zombies despiertan cuando se jubilan a los 65 años porque ahora sí están en problemas. Empiezan a hacer cálculos: “trabajamos 40 años mi esposa y yo, ganamos dos millones de dólares ($50,000 x 40 años) y no tenemos absolutamente nada”, y todavía se preguntan: “¿A dónde se fue todo ese dinero?” Si no rendía el dinero antes con un sueldo, imagínense ahora con el cheque de la “inseguridad social”; perdón, con la pensión del seguro social.
Una manera de curarse del virus de la cositis y dejar de ser zombies es, simplemente, sentarse a trazar un plan financiero. No estoy hablando de sentarse a pensar y meditar en lo que se debe hacer. Estoy hablando de tener un plan por escrito. Como dijo un amigo abogado: “si no está por escrito, no existe o nunca sucedió”; en otras palabras: póngalo en blanco y negro para que no pierda el color.
Y puede empezar por hacer lo siguiente: junte $1.000 dólares, pague todas sus deudas excepto la casa, junte un fondo de emergencia de 3 a 6 meses de gastos e invierta el 15% para la jubilación. Ese puede ser un buen despertar del mundo de los zombies.