jueves 13  de  marzo 2025
OPINIÓN

Ministerio de la Verdad Verdadera

Impedir por ley la mentira y, muy especialmente, para impedir por ley que los periódicos publiquen noticias que puedan agriarle la existencia
Diario las Américas | ITXU DÍAZ
Por ITXU DÍAZ

Se acabaron las mentiras. Ya era hora. Que la gente miente como si fuera gratis y a todas horas, sin orden ni concierto, y Sánchez y Morales, los dos mayores intelectuales y moralistas de nuestro siglo, han decidido que la verdad ha de prevalecer a cualquier precio de una vez por todas. Y si el precio es la libertad, más aún. Para eso están sus gobiernos, para imponer la verdad y para legislar punto por punto los preceptos del pensamiento único. El que quiera salirse del carril está en su derecho, pero solo en la misma medida en que el Gobierno está en su derecho de meterlo en la cárcel.

Sánchez y Morales han tenido una idea. Dos estrellas han brillado en el cielo esta semana. A la misma hora y en muy lejanas latitudes. Es el reflejo astronómico del ingenio compartido, de la explosión intelectual simultánea, del esfuerzo infinito de dos grandes cabezas, aunque una sea visiblemente más grande que la otra. Esa luz celestial, sin explicación científica, la han emanado Sánchez y Morales en un instante de increíble concentración intelectual. Al primero se le ha ocurrido crear una Comisión de la Verdad para reabrir y reescribir la historia de la Guerra Civil Española según su versión, que obviamente es la única verdadera. Y el segundo está tan cansado de las cosas que le publica la prensa libre que, en un ataque de bananitis aguda, ha confesado su deseo de crear un Ministerio de la Verdad para impedir por ley la mentira y, muy especialmente, para impedir por ley que los periódicos publiquen noticias que puedan agriarle la existencia.

Los dos presidentes han glosado su ocurrencia con unas horas de diferencia. No sabemos si han hablado entre ellos antes de alumbrar la idea, o si ha sido una coincidencia fruto de la teoría física que demuestra que los seres vivos más listos de la galaxia se tocan por los polos. Particularmente me inclino porque la idea haya surgido en el grupo de Whatsapp "Presidentes por accidente", en donde comparten cotilleos, rumores y chistes sobre Trump, mandatarios como Morales, Ortega, Castro, Sánchez o Maduro, que por tener el coeficiente intelectual más alto ostenta el rango de administrador del grupo. Por eso y por su experiencia en expulsar a quienes no están alineados con él.

Morales ha cocido su chiringuito totalitario a fuego lento. Sin embargo, Sánchez lo ha metido todo al microondas. España padece una velocísima carrera hacia la venezuelización bajo la presidencia de Sánchez, un tipo que se mantiene en el poder sostenido por los comunistas de Podemos -el PSOE les ha vendido su alma- tras la artimaña parlamentaria que le permitió ser presidente del Gobierno sin el democrático paso previo de las elecciones. Gran idea. En España y fuera de España, la izquierda política ya no es democrática, si es que alguna vez lo fue, porque ha comprobado que la democracia da al candidato muchos más problemas que el régimen totalitario. Es menos práctica y tiene riesgos: puedes perder las elecciones. Solución de Sánchez: no convocarlas. Brillante.

Saltarse las elecciones puede ser un primer paso para impedir que los ciudadanos voten en libertad y en democracia pero si realmente quieres que tu país no tenga nada que envidiar a las viejas dictaduras comunistas, necesitas burocratizar la verdad, maniatar la opinión pública y ahorcar la libertad de pensamiento, y hacerlo en plaza pública para que la condena sea ejemplarizante. Para conseguir estos objetivos, nada mejor que estas comisiones y ministerios de la verdad de Sánchez y Morales. Dos apellidos que en adelante se citarán conjuntamente en los libros universitarios más prestigiosos como los autores del más sesudo golpe a la mentira de la historia del pensamiento: decidir por ley cuál es la verdad. Se rumorea que nuestros valerosos intelectuales están trabajando a esta hora en una nueva iniciativa política conjunta. Tras delimitar la verdad oficial, el siguiente paso será tatuársela en las nalgas a todos los ciudadanos. A fuego, como se marca el ganado. Para que todo el mundo sepa de memoria lo que ha de pensar sobre cualquier asunto, al dictado del Ministerio de la Verdad de la Buena y de la Comisión de la Verdad Verdadera.

Santo Dios. Ya no tenemos presidentes, tenemos oráculos.

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