Se acerca el fin de año y ha llegado el momento de hacer balance de lo vivido y de hacer propósitos de lo que nos toca por vivir. Como mis planes y deseos personales seguramente les parecerán muy aburridos, voy a recomendar a los que nos gobiernan lo que tienen que hacer para darnos un poco más de felicidad en el 2014. n n n n Empezaré por nuestro Presidente. Para Barack Obama, mi petición es que apueste por el diálogo. 2014 puede ser su gran año, pero para ello tiene que quitarse la camiseta del Partido Demócrata y ponerse la de estadista. Hay reformas estructurales que afectan al ADN de un un país, que no se pueden sacar adelante sin el consenso del adversario y más cuando las matemáticas no acompañan. n n n n Obama tiene que aumentar su factura de teléfono llamando a los líderes republicanos, tiene que contratar un buen cocinero u2013le recomiendo al chef español José Andrés- para invitar a comer a la Casa Blanca a los senadores y congresistas conservadores, explicarles los ejes de su política y escuchar lo que le tienen que decir. Así, por ejemplo, tendríamos una reforma migratoria que ya debería estar aprobada o un sistema de salud que satisficiera a la mayoría de la población. Sería además la última oportunidad para que Barack Obama no pasara a la historia como el presidente de las buenas intenciones y los malos resultados. n n n n Y cómo no vamos a mirar hacia Cuba. El otro día en una comida en casa de un ilustre político boliviano, acompañado de otros tres eminentes -cubano, chileno y argentino- me pidieron un pronóstico para el nuevo año. No estuve ocurrente -pero sí rápido- y para no equivocarme espeté un u201cFidel no va a morir en 2014 u201d. Ese fue mi vaticinio, pero no mi deseo. Recuerden aquello de u201cbicho malo u2026 u201d. n n n n
No quiero parecer cruel ni inhumano, pero a veces a lo largo de la historia nos hemos librado de los tiranos y los malos gobernantes a través de la muerte política, pero con el dictador cubano, aunque su pensamiento e influencia son inexistentes, tengo la sensación de que su sola presencia en este mundo es el mayor obstáculo para la llegada de la libertad a Cuba. n n n n No habrá castrismo sin los Castro como no hubo franquismo sin Franco y el chavismo sin Hugo Chávez acabará quebrando. Por eso le pido a la naturaleza que deje de castigar a los cubanos y nos libre para siempre de Fidel y su hermano Raúl. No deseo que sufran, ni siquiera por aquello de la justicia divina del daño y dolor que han causado, pero si que se desaparezcan para que dejen retomar a los cubanos el tren de la historia. Ya habrá algún imbécil de su club de fans del socialismo del siglo XXI latinoamericano o algún izquierdista de salón europeo que se encargue en sus funerales de defender lo indefendible. Le pueden pedir al Gobierno sudafricano el traductor para sordos.