viernes 14  de  febrero 2025

No llegaré a tiempo

En esos momentos siento que mi lucidez se encuentra en peligro y que en unos años seré una vieja olvidadiza y pesada a la que tienen que repetirle todo cuatro veces

Me siento mal. He dejado mi celular en mi cuarto, mientras hacía dormir a mi hija. Casi una hora después, he sentido la urgencia de ir a mirarlo y he encontrado cinco llamadas perdidas de él. He llamado enseguida y me ha dicho que se le pinchó una llanta, pero que no me preocupe, que la ayuda ya está en camino. nCuarenta minutos. He contestado el teléfono cuarenta minutos después. Y me siento mal por eso. No me gusta fallarle a la gente que quiero. Mucho menos a la gente que más quiero. n

Me siento una inútil y le digo voy en camino, mientras mi hija me llama a gritos para que vuelva a su cuarto. Le pido a la nana María que suba a estar con Zoe y bajo las escaleras muy de prisa y busco las llaves del auto y enseguida todo lo que hago me parece torpe, estúpido. Lo llamo y le pregunto si quiere que vaya en este auto y en este otro. Mi voz está agitada. Estoy agitada de culpa, por no haber contestado a tiempo. No me reconozco. En otro momento hubiera sabido mantener la calma y tomar nota del lugar de la autopista en el que él se encuentra. Pero esta vez no puedo y siento que he perdido la calma y tomo nota de la dirección en un papel como si fuera demasiado difícil. Él me dice que está en la 836, en dirección hacia el aeropuerto, a la altura de la 27 avenida. Yo apuntaba todo esto apoyada en una repisa de la cocina, con la cartera colgando de mi hombro, como si fuera difícil de retener.

En esos momentos siento que mi lucidez se encuentra en peligro y que en unos años seré una vieja olvidadiza y pesada a la que tienen que repetirle todo cuatro veces. Salgo a la calle y los 50 grados Fahrenheit de esta breve ola de frío miamense, que en cualquier otro momento me hubieran parecido el mismo Polo Norte, no me afectan ni un poco aunque solo lleve un pullover. Nada me detiene. Sé que la grúa que él llamó después de mí llegará antes que yo, pero salgo igual, manejo rápido, como si pudiera desafiar el tiempo y cambiar las cosas. Como si esta fuera mi segunda oportunidad para contestar el teléfono a tiempo. En el camino pienso que alguien alguna vez me enseñó a cambiar una llanta y que esta hubiera sido la oportunidad para tratarlo y quedar bien con él y conmigo, pero es imposible, me digo, manejando muy deprisa, sabiendo que no llegaré a tiempo. n

Estoy a cinco minutos de llegar cuando él me llama y me dice que no me preocupe, que la grúa ya llegó y ya hay alguien cambiando la llanta. Por alguna idiota razón sentí que quería ser una bebita otra vez y que alguien me cargase en sus brazos, me acurrucase dentro de una mantita y me dijera, todo está bien, todo está bien. n

Le digo que ya estoy por llegar, él me dice te espero. u00bfPor qué me siento tan mal? u00bfPor qué me siento tan inútil en este momento? u00bfCuál de todos mis complejos está siendo herido en este momento? No lo sé. No lo sé. Solo sé que me molesta no haber contestado a tiempo y no haber estado ahí cuando me necesitaba. Tal vez yo hubiera podido cambiar esa llanta y quizás yo hubiera podido ser la heroína de esta historia. Pero no lo soy. Todo lo contrario. Soy la perdedora de esta historia. Soy quien hizo las cosas mal y se arrepiente de un modo que no parece racional.
n
Finalmente veo las luces de su auto tintineando al lado derecho de la autopista y desacelero y él se baja y su pelo vuela con el viento y los autos que pasan a su lado, rozándonos, como si acariciaran su vida y la mía. nSilban los autos, nos pierde la noche, pero le pido disculpas desde adentro del auto y él me dice que todo bien, parece de buen humor a pesar del mal rato. Si yo fuera él me odiaría un poco, bastante. Son nueve y media, tiene que ir al canal. Me dice si quiero ir para allá. Le digo que no, que mejor me voy para la casa. No quiero ser un problema más. Le doy un beso y manejo de regreso ya más despacio y le mando un mensaje a la nana María, le digo que ya estoy en camino de regreso, me escribe enseguida y me dice que Zoe ya se está quedando dormida.
n
De nuevo, siento que me perdí de todo. Me siento mal. Pienso en cómo puedo aliviarme. Puedo llegar a la casa y servirme una copa de vino y escuchar música. Es una opción. También puedo escribir un artículo contándolo todo.

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