“La paciencia y la perseverancia tienen un efecto mágico ante el que las dificultades desaparecen y los obstáculos se desvanecen”. John Quincy Adams
“La paciencia y la perseverancia tienen un efecto mágico ante el que las dificultades desaparecen y los obstáculos se desvanecen”. John Quincy Adams
Estamos cerca de cumplir 10 meses desde que el diputado Juan Guaidó, conforme a los dictados de nuestra Carta Magna, asumió el cargo de presidente encargado de la República de Venezuela y juró junto con millones de ciudadanos mantenerse “en las calles hasta lograr el cese de la usurpación, el gobierno de transición y las elecciones libres”.
A pesar de que los objetivos planteados en enero del presente año no se han materializado, no podemos dejar de reconocer los avances de las fuerzas democráticas en el camino hacia el cese de la usurpación.
Para comenzar, el referido mantra llenó el vacío de narrativa del que adolecía la oposición venezolana y logró aglutinar a una multitud variopinta de organizaciones políticas en clara alineación con las aspiraciones y voluntades de la sociedad civil.
Muy rápidamente se concitaron los reconocimientos y apoyos al gobierno interino por parte de más de 50 países.
La comunidad internacional reaccionó plantándole cara frontalmente al régimen, tanto con pronunciamientos y acciones ante las organizaciones multilaterales como con sanciones personales a los jerarcas y socios comerciales de la tiranía.
Aunque la intentona del 30 de abril no arrojó los frutos deseados, sirvió para dejar en evidencia la fragilidad del régimen, las diferencias internas y su inviabilidad.
A mitad de año, el informe presentado por la alta comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Michelle Bachelet, desnudó las patentes y continuas violaciones de derechos humanos llevadas a cabo sistemáticamente por el régimen venezolano.
Desde el punto de vista judicial, cabe destacar el avance de los procesos ya existentes y el inicio de nuevos procesos contra Nicolás Maduro y su camarilla ante la Corte Penal Internacional, así como la proliferación de juicios por corrupción, narcotráfico y lavado de dinero en múltiples jurisdicciones contra miembros connotados de la tiranía.
El régimen estará bloqueado por la comunidad internacional hasta que cese la usurpación.
Es importante que estemos claros de que el costosísimo apoyo que le presta la inteligencia cubana (G2) al régimen ha buscado y seguirá buscando amplificar todos los puntos divergentes de la oposición, mediante una refinada técnica de reiteración masiva y sistemática de matrices en las redes sociales.
Pero más importante aún, es que entendamos que en democracia y libertad lo normal es disentir.
No nos angustiemos por nuestras diferencias, estamos todos claros de que cada día que pasa los daños a la población y a las instituciones se profundizan, pero el responsable de ello es el régimen, no nosotros. Para lograr los objetivos debemos ser pacientes y perseverantes. El filósofo pruso-alemán Immanuel Kant, al referirse a la paciencia, sostenía que “la paciencia es la fortaleza del débil y la impaciencia, la debilidad del fuerte”.
Si analizamos con serenidad las diferencias que existen en el seno de las fuerzas democráticas, podremos concluir que en cuanto a la narrativa alrededor de la cual se forjó el apoyo al presidente encargado Juan Guaidó, no hay cambio substancial alguno respecto del fondo. Las diferencias existentes son sobre las formas de cómo llegar a ello. Unos favorecen la vía de la negociación y otros la de la intervención extranjera, pero ambos grupos coinciden inalteradamente con el mismo objetivo, el cese de la usurpación.
Para lograr el cese de la usurpación por cualquiera de las vías indicadas se requiere perseverancia, que a decir de Walter Elliot “…no es una carrera larga, son muchas carreras cortas una tras otra”.
La desesperación y la angustia de la población deben ser canalizadas hacía el logro del objetivo, convirtiéndolas en coraje. Y el coraje, según Winston Churchill, es ir de fracaso en fracaso sin pérdida de entusiasmo.
No desfallezcamos, que estamos mucho más cerca de la libertad de lo que el régimen está de su consolidación.
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@juanriquezes