El Congreso estadounidense tiene una larga historia de jugadas políticas arriesgadas, y aunque siempre hay mucho en juego esta vez, la última batalla entre republicanos y demócratas por el techo de la deuda, ha estado más feroz que nunca.
El Congreso estadounidense tiene una larga historia de jugadas políticas arriesgadas, y aunque siempre hay mucho en juego esta vez, la última batalla entre republicanos y demócratas por el techo de la deuda, ha estado más feroz que nunca.
No solo tendrá un impacto económico nacional e internacional. Igualmente impactará las venideras elecciones presidenciales de 2024 y los 20 meses restantes de Joe Biden en el cargo como el presidente número 46.
Si bien todavía hay esperanzas de que el compromiso se pueda alcanzar, antes de la fecha límite, hay señales de que tanto el ala más conservadora del partido republicano como la más liberal entre los demócratas, van a luchar hasta el final.
El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano, McCarthy, ha reconocido que “no es el 100% de lo que todos quieren", mientras La Casa Blanca ha dicho a los demócratas escépticos “no nos juzguen por lo que está incluido, sino por lo que dejamos fuera”.
Si McCarthy no logra ganarse a todos las facciones de su propio partido, podría tener dificultades para que la Cámara Baja apruebe el acuerdo sin el apoyo de los demócratas. En su camino se interpone el Caucus de la Libertad del Partido Republicano, el ala más conservadora.
Así mismo, si se considera que Biden se rindió a las demandas de McCarthy de recortes sustanciales en su programa de gastos a cambio de elevar el techo de la deuda, el Caucus Progresista del Partido Demócrata podría votar en contra del acuerdo.
El Congreso ha transitado estas dificultades antes.
La misma política arriesgada se jugó en 2011 cuando Barack Obama era presidente. Si bien se evitó un incumplimiento de los pagos, hubo serias repercusiones: La calificación crediticia de Estados Unidos se rebajó por primera vez en la historia y el costo de los préstamos aumentó en más de mil millones de dólares el año siguiente.
Sin embargo, esta vez lo que está en juego es aún mayor.
Bajo la Ley Republicana de Límite, Ahorro y Crecimiento que McCarthy logró aprobar en la Cámara de Representantes en abril, el techo de la deuda se elevaría en 1.5 billones de dólares a cambio de 1.47 billones de recortes en gastos en áreas como educación y servicios sociales.
Con el nuevo acuerdo, que exige un aumento plano en el gasto en 2024, se contempla sin embargo un aumento del 3,3% para gastos de defensa.
Además, los republicanos han buscado eliminar el programa de alivio de la deuda estudiantil de Biden y hacer cumplir un paquete de requisitos de trabajo más estrictos para aquellos con beneficios federales, como Medicaid.
La legislación patrocinada por McCarthy no tenía posibilidades de ser aprobada por el Senado, que es controlado por los demócratas, pero estableció un precedente de lo que los republicanos exigirían.
El techo de la deuda actual es de 31,4 billones de dólares y McCarthy ha dicho que con ese nivel de deuda, el programa de gastos de la administración Biden es insostenible.
El Congreso ha votado para aumentar el límite de la deuda casi 80 veces desde 1960 pero ahora se ha llegado a un punto en el que los republicanos se han mantenido firmes en la necesidad de implementar grandes recortes como parte de un acuerdo y son recortes mucho mayores que en 2011.
Biden debió aceptar algunas reducciones o al menos un tope acordado en su programa de gastos para los próximos dos años si quería evitar el temido impago de la deuda. De todos modos, un incumplimiento habría destruido su programa legislativo.
El acuerdo en principio muestra que Biden ha aceptado recortes, con el gasto permaneciendo estable hasta 2024 y luego aumentando un uno por ciento en 2025.
Los demócratas progresistas están enojados porque muchos de sus programas favoritos están siendo recortados y el grupo conservador republicano dice que los recortes no han ido lo suficientemente lejos.
Suponiendo que el proceso de riesgo produzca la aprobación en el Congreso antes de la fecha límite, ¿cómo afectará el tiempo restante de Biden en el cargo y sus perspectivas de ganar las elecciones de 2024?
Todo dependerá de los detalles.
Si se considera que Biden ha cedido demasiado, podría aumentar las posibilidades republicanas de ganar en 2024 y podría convencer a algunos de sus partidarios demócratas más extremos de que no se apegó a los valores más preciados del partido: reformas sociales mejoradas y medidas integrales para abordar el cambio climático.