Una promesa electoral es un compromiso que se asume antes de llegar al poder, pero muchos de esos ofrecimientos se incumplen porque los presidentes a menudo descubren que la realidad no se ajusta a sus ofertas electorales.
Una promesa electoral es un compromiso que se asume antes de llegar al poder, pero muchos de esos ofrecimientos se incumplen porque los presidentes a menudo descubren que la realidad no se ajusta a sus ofertas electorales.
El entonces vicepresidente George H.W. Bush, durante su discurso de aceptación de la nominación presidencial, en 1988, prometió que no aumentaría los impuestos, según detalla un artículo del diario The Spokesman Review, escrito por Charles Apple.
“Mi oponente no descarta aumentar los impuestos, pero yo sí que no lo haré. Y el Congreso me presionará para que suba los impuestos y le diré que no. Y ellos presionarán, y yo les diré que no y ellos presionarán de nuevo y les diré, ‘Léanme los labios: no hay nuevos impuestos' " dijo Bush padre durante su campaña.
Más tarde, The New York Post publicó el titular: "Lee mis labios ... mentí".
Pero Bush padre no fue el único.
Muchos antes, el demócrata Woodrow Wilson se postuló para la reelección presidencial en 1916 bajo el lema: "Nos mantuvo fuera de la guerra", pero 29 días después de juramentar para su segundo mandato, Wilson solicitó, en una sesión conjunta del Congreso, una declaración de guerra contra Alemania por la Primera Guerra Mundial.
En 1928, Hebert Hoover prometió prosperidad para todos, bajo el lema "un pollo en cada olla y un automóvil en cada patio", aunque ocho meses después de asumir la presidencia la bolsa de valores se desplomó hundiendo al país en lo que se conoció como la Gran Depresión.
Durante la campaña de 1980, Ronald Reagan prometió aprobar una enmienda constitucional que permitiera la oración voluntaria en las escuelas públicas, pero la propuesta murió en el Congreso.
Por su parte, Donald Trump dijo que construiría un muro en la frontera sur, financiado por México, y que además encarcelaría a la candidata demócrata Hillary Clinton. La construcción del muro comenzó, aunque, obviamente, México no lo pagó. Y Hillary Clinton no fue a prisión.
El presidente Joe Biden prometió acuerdos bipartidistas en el Congreso para sus ambiciones gubernamentales y en cierta medida está cumpliendo.
La senadora republicana Susan Collins dijo que por lo menos 10 de sus colegas apoyarán en última instancia el plan de infraestructura bipartidista, de aproximadamente $1.2 billones de dólares (1.2 trillion dollars), aunque figuras progresistas del Partido Demócrata estén enojadas porque algunos de sus programas prioritarios se hayan ignorado en aras de lograr un consenso con los republicanos y con los partidarios de Donald Trump.
Sin embargo, los desencuentros persisten especialmente por la presión ejercida por la Casa Blanca para animar a todos a vacunarse contra el COVID e incluso alentar a los gobiernos estatales y locales a ofrecer $100 dólares para quienes se inoculen. También se insiste en el uso de las mascarillas, aunque algunos republicanos se niegan a usarlas hasta en el Congreso.
De igual manera, se quiere que los trabajadores federales se comprometan a inmunizarse o que se sometan a pruebas periódicas para detectar el virus.
Desde el Pentágono se está estudiando la posibilidad de vacunar, de manera obligatoria, a los militares que hasta ahora han estado divididos al respecto.
Un programa de vacunación obligatorio podría dar al traste con cualquier compromiso bipartidista, y la administración Biden aún tiene que verificar si es legalmente posible.
¿Sería una violación a los derechos civiles? Pero ¿qué pasa con los derechos de quienes deben vivir y trabajar junto a personas que se niegan a vacunarse?
Alrededor del 70 por ciento de las personas elegibles para ser vacunadas han recibido al menos una dosis de la vacuna, pero las tasas de vacunación han disminuido recientemente.
El programa de infraestructura, así como un plan de protección sanitaria, ayudarían a fortalecer la economía, tomando en cuenta que tanto empresas como industrias quieren que sus empleados vuelvan a sus lugares de trabajo.
El crecimiento económico se mantuvo fuerte en el segundo trimestre de 2021, de acuerdo a datos de la Oficina de Análisis Económico, (BEA) por sus siglas en inglés.
La continua recuperación económica, impulsada por el gasto de los consumidores, devolvió la producción económica a su nivel anterior a la pandemia, solo un año después de la peor contracción económica jamás registrada, sostiene la BEA.
Entonces ¿por qué todavía hay división sobre cómo abordar la pandemia? Es aquí donde el bipartidismo debería jugar un papel clave.