jueves 18  de  diciembre 2025
OPINIÓN

Un noruego que parece venezolano

Jorgen Watne Frydnes confrontó directamente al dictador en la única oportunidad que lo nombró: “Señor Maduro: Debe aceptar los resultados electorales y renunciar a su cargo"

Diario las Américas | IBÉYISE PACHECO
Por IBÉYISE PACHECO

He guardado en un lugar de honor en mi corazón el reciente discurso de Jorgen Watne Frydnes presidente del Comité Nobel de la Paz.

Pasados los días he comprobado que no solo a mí me abordó una mezcla de admiración y agradecimiento a tan sólida intervención, sino que además su empatía natural hizo que la mayoría de los venezolanos sintiera que quien hablaba podía pasar por un dirigente político local de larga lucha y con amplio conocimiento de nuestro país. Por eso no sorprende que un rumor respetuoso haya corrido por las redes sociales: “habló como si fuera uno de nosotros; en su exposición sentimos que estaba en el pellejo de los venezolanos”.

Bajo la mesura y prestancia de su cargo, cuidando de no excederse en calificativos, Watne fue lapidario resumiendo la lucha del pueblo para restituir la democracia, así como en la avanzada a través de estos tiempos oscuros, de regímenes autoritarios que amenazan la libertad de expresión, la independencia judicial y los derechos humanos fundamentales.

Más allá de la solemnidad de un discurso, la exposición de Wanden narró la larga y valiente lucha de nuestro pueblo sometido por la fuerza represiva. De hecho, su relato lo inició con víctimas de torturas, presos inocentes, dibujando a través de ellos cómo el poder autoritario en Venezuela “intenta aplastar a quienes se alzan en defensa de la democracia, mientras son perseguidos, reduciendo su tiempo de vida en medio de una absoluta carestía”.

“Venezuela se ha convertido en un Estado brutal y autoritario sumido en una profunda crisis humanitaria y económica. Mientras tanto, una pequeña élite en la cúspide, protegida por el poder, las armas y la impunidad se enriquece”.

Y ante esa terrible situación, Watne reivindica la resistencia, el valor, “el corazón de lucha de la democracia”, demostrada por millones de venezolanos; derechos defendidos con coraje y tenacidad por María Corina Machado.

Y el presidente del Comité del Nobel de la Paz fue más allá: reivindicó el triunfo del pueblo venezolano a partir del proceso de votación del 28 de julio de 2024. “En una democracia un líder puede ser sustituido en las próximas elecciones. En un régimen autoritario, el líder se mantiene en el poder y reemplaza a todos aquellos que dicen verdades incómodas”.

Un valor adicional a este discurso es que el Nobel es debatido, entregado y organizado en Oslo, Noruega, país que ha tenido entre 2019 y el 2023 una importante participación en varios procesos de mediación y facilitación de diálogo entre el régimen y la oposición. Esfuerzos en los que ha quedado clara la intención de los defensores de la recuperación de la libertad y la democracia, de resolver mediante un acuerdo político y por la vía de la paz, la conflictiva situación de nuestro país.

Al respecto, Watne resumió el asunto: “El diálogo sin verdad no es reconciliación”. Esta frase constituye un mea culpa que ha colocado la mira en el régimen que ha utilizado los escenarios de diálogo para ganar tiempo sin la menor pretensión de cumplir acuerdos.

Después Watne hizo un recuento fundamental: “Y cuando los venezolanos pidieron al mundo que prestara atención les dimos la espalda. Mientras perdían sus derechos, su alimento, su salud y su seguridad -y, finalmente su propio futuro- gran parte del mundo se aferró a sus viejas narrativas. Algunos insistían en que Venezuela era una sociedad igualitaria ideal. Otros solo querían ver en ella una lucha contra el imperialismo. Otros más optaron por interpretar la realidad venezolana como una competencia entre superpotencias, pasando por alto el valor de quienes buscan la libertad de su propio país. Todos estos observadores tienen algo en común: la traición moral a quienes de hecho viven bajo este régimen brutal”.

“El origen de la violencia no son los activistas democráticos. Proviene de quienes están en la cúspide del poder y se niegan a cederlo. No fue Nelson Mandela quien hizo violenta a Sudáfrica, sino la represión del régimen del apartheid contra las demandas de igualdad. No fueron los grupos de oposición quienes iniciaron los encarcelamientos en Bielorrusia, las ejecuciones en Irán, o la persecución en Venezuela. La violencia emana de los regímenes autoritarios cuando arremeten contra las demandas populares de cambio”.

Finalmente, Jorgen Watne Frydnes confrontó directamente al dictador en la única oportunidad que lo nombró: “Señor Maduro: Debe aceptar los resultados electorales y renunciar a su cargo; debe sentar las bases para una transición pacífica hacia la democracia porque esa es la voluntad del pueblo venezolano”.

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