@folivares10
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Para ofrecer una perspectiva del nuevo escenario político que se presenta en Venezuela luego de las elecciones regionales es necesario no olvidar que el país está en manos de un Gobierno en el que su más importante dirigencia está vinculada, o se ha visto comprometida, en actos de corrupción que lo califican como un Estado delincuente.
A partir de allí debemos comprender que un Gobierno con tal característica es capaz de hacer cualquier cosa para mantener el poder y el control sobre la sociedad.
Recordemos que cuando la oposición ganó la mayoría de la Asamblea Nacional, de inmediato el Gobierno la desconoció, nunca acató su autoridad emanada de la voluntad popular y finalmente creó un organismo paralelo, la Asamblea Nacional Constituyente, que actualmente es la que hace las leyes en el país y controla al resto de los poderes públicos.
Frente a las protestas de calle que se dieron en casi todo el país, no tuvo escrúpulos en utilizar la fuerza letal contra las manifestaciones y enviar a sus colectivos armados incluso contra las residencias privadas.
Ciento cincuenta muertos y unos cinco mil detenidos y procesados en tribunales militares le permitió al Gobierno controlar la protesta a pesar de la reacción internacional frente a la barbarie desatada.
La Asamblea Nacional Constituyente fue electa mediante un fraude masivo que la propia empresa tecnológica que durante años creó la plataforma electoral en Venezuela lo denunció y se deslindó de ese fraude, lo cual le constó la continuidad del contrato con el Consejo Nacional Electoral (CNE).
Los efectos de la política económica del Gobierno que controla todas las instancias de la economía generaron la mayor inflación que se haya registrado en el mundo en los últimos años haciendo estragos en la población.
Ante el cerco financiero internacional el Gobierno optó por convocar a las regionales luego de casi un año de haberlas evitado.
Los resultados que le dan una mayoría de gobernaciones al oficialismo no son reconocidos por los partidos opositores que están en la Mesa de la Unidad y lógicamente con todos esos antecedentes más las acciones previas que se hicieron para sabotear el voto opositor, especialmente en el estado Miranda, indican que ciertamente se produjo un gran fraude electoral avalado por un CNE bajo control oficialista con el apoyo de la Fuerza Armada Nacional.
Según aprecia el analista Luis Vicente León, ese es el peor escenario que se podría presentar para Venezuela.
La situación radicalizará las dos partes ya polarizadas lo que significa que la grave crisis del país seguirá su curso destructor, con mayor hambruna, hiperinflación y sin posibilidad de un acuerdo entre las partes.
Las medidas internacionales contra la dirigencia política oficialista se profundizarán, aislando aún más al país.
El desaliento y la desesperanza aumentarán en la población dejando el camino abierto a la dictadura para nuevos procesos electorales. La emigración de jóvenes se incrementará, a la cual ya se le está sumando la de sectores populares que huyen del hambre.
Es factible que la MUD pueda demostrar el fraude en algunos estados importantes y reconducir las luchas sociales mientras que la crisis económica y social golpeará con mayor fuerza generando igual desesperanza en sectores chavistas que todavía siguen atados al grupo que gobierna.
Si bien coincidimos con León en que es el peor escenario para Venezuela, creemos que igualmente es el peor escenario para el chavismo y su supervivencia como proyecto político.