CALIFORNIA.- Durante mi estancia reciente en California, a donde fui por el fallecimiento de dos familiares míos, conocí por los noticieros de TV locales, la noticia de la propuesta de restablecer relaciones diplomáticas de los Estados Unidos con el Gobierno castrocomunista. Incluso escuché el complaciente discurso del presidente Barak Obama, aparejado al discurso del dictador cubano Raúl Castro.
En las múltiples actividades propias de los actos funerales, muchos se acercaron a mí indagando sobre ese cambio inesperado de la actual administración norteamericana hacia el régimen castrista.
Aproveché, por tanto, esas ocasiones de relacionarme con muchos de los residentes en la ciudad de Modesto, que la mayor parte de ellos son de distintos países hispanoamericanos. para tomar sus opiniones sobre cómo veían ellos lo que se estaba produciendo en las anunciadas relaciones norteamericanas con el Gobierno de la isla.
>El resultado que saqué de aquellos contactos, en síntesis fue el siguiente: como gran parte de ellos no conocían a fondo todos los detalles sobre el problema cubano, la primera impresión que tuvieron ante aquellas noticias era que ahora podrían los cubanos, del que llamaremos “el pueblo llano”, recibir más importes de alimentos y atenuar un poco la miseria que sufría el pueblo de la isla, de lo que la mayoría de ellos tenía referencias.
A medida que veían en TV entrevistas a comentaristas, exiliados cubanos y activistas de uno y otro bando, en días subsiguientes fueron reconsiderando un poco sus opiniones, al repensar la cuestión con otros elementos de juicio. Y admitían la posibilidad al hecho de que esas relaciones (que llevaban acompañadas la suspensión o aperturas del embargo económico) pudieran resultar en la mayor medida, para beneficio del Gobierno y sus privilegiados en el ejercicio del poder. Luego ya no veían como beneficio pleno de la población en especial¸ la reapertura del Gobierno de Estados Unidos para el Gobierno castrocomunista.
La síntesis de mis apreciaciones las pude concretar, tras largas y sopesadas conversaciones, con un diácono de la iglesia, hombre muy inteligente y sincero. Al comienzo de aquellas noticias, él había pensado que esas relaciones (que también traerían aspectos económicos) podrían servir para la ayuda material al pueblo cubano precisamente. En un segundo momento de su apreciación, ante más detallados aspectos del problema, tuvo la duda o el temor de que sirvieran de beneficio y respaldo político de la alta clase militar gobernante. Señaló que se dio cuenta entre las varias opiniones que escuchó, que en esta súbita apertura de Estados Unidos, el Gobierno de Cuba no hacía, hasta el momento ninguna afirmación de aperturas sociales y políticas a todos los sectores del pueblo cubano, y que, al cabo el diácono concluyó que, por el momento, no estaba complacido de lo adecuado de esa apertura del Gobierno norteamericano, sin nada a cambio objetivo de la otra parte
Debo señalar que en los grupos nicaragüenses sí encontré una mayor comprensión y asimilación con las posiciones del exilio cubano anticastrista, ya que ellos conocieron en su país situaciones cercanas a las que los cubanos vienen sufriendo bajo el castrismo.
En conversaciones con varios de aquellos hermanos hispanoamericanos. pudimos hablar con fundados recelos del hecho de que esas negociaciones ya venían haciéndose a puerta cerrada, entre la administración norteamericana y los emisarios del gobierno castrocomunista, y que en dichas negociaciones intervinieron otros factores, como emisarios de la Iglesia, y de otros intereses de grandes , capitales de inversión al objeto de futuras negociaciones en Cuba, como en un mercado virgen, en una competencia de mercado, a lo que pudiera verse obligado, o interesado el gobierno cubano, ante su ineficiencia en el campo económico, pero con el mantenimiento del mismo sistema político , represivo y policial. En tal situación dicho gobierno podría tener acceso a préstamos bancarios internacionales de largos plazos y bajos intereses. Y que como anticipada propaganda al respecto y para abrir ese telón de fondo, se podía citar los repetidos editoriales previos del notable periódico New Times.
Estas reseñas me traigo, además del peso sentimental, de mi reciente viaje a California.