Religión y política

Una conexión que está sorprendiendo a muchos en el sentido de si la Iglesia Católica puede mantener una posición de árbitro en un conflicto en el que una de las partes mantiene una postura desde hace más de medios siglo en contra no ya de la fe cristiana, si no de los valores en las que esta se sustenta y que pueden ser compartidos por otras religiones e incluso por personas sin creencias pero que tienen una estructura moral.

¿Cuál es la ética y la moral de un régimen que ha perseguido, encarcelado, exiliado e incluso asesinado a los que no aceptan su poder e imposición? Discutible es la posición del Presidente de la considerada primera democracia del mundo cuando se muestra abierto a moverse para mejorar su relación con una dictadura sin que de momento observemos contrapartidas por parte de los que más recorrido tienen para moverse de sus posiciones.

Pero más discutible es que la jerarquía de la Iglesia –que tiene que estar con las víctimas y no con los verdugos-  se mantenga en una posición equidistante. Si frustrante fue la calurosa acogida del Papa a Raúl Castro en Roma, mucho nos tememos que este domingo de la misma manera veamos abrazos y caras de felicidad cuando Francisco reciba a Nicolás Maduro, que con su totalitaria forma de gobernar está llevando a su pueblo a la bancarrota económica y moral. El Papa es el guía de un rebaño de millones de personas repartidas por el mundo que en este momento deben sentirse –al menos- desorientadas.

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