En medio de la crisis más espantosa que ha vivido Venezuela en los últimos años, la sociedad le dio la espalda al chavismo y como se dice en el béisbol, le entregó la pelota a la oposición.
La Mesa de Unidad Democrática recibe una oportunidad de oro en medio de una situación complicada. La tarea de empezar a echar andar al país no será fácil
En medio de la crisis más espantosa que ha vivido Venezuela en los últimos años, la sociedad le dio la espalda al chavismo y como se dice en el béisbol, le entregó la pelota a la oposición.
La Mesa de Unidad Democrática recibe una oportunidad de oro en medio de una situación complicada. La tarea de empezar a echar andar al país no será fácil. Toca reactivar la economía, volatizada por ese engendro llamado Socialismo del Siglo XXI.
Para ello hay que comunicarle al mundo que Venezuela abrió la santamaría para hacer negocios otra vez. Hay que incentivar las inversiones extranjeras y poner a trabajar un marco legal para ello. Es hora también de ponerle fin al control cambiario, un lastre para la economía y que sólo termina beneficiando un pequeño grupo de la cúpula.
También es momento de la reconciliación, de la madurez. Es hora de acabar con esa nefasta práctica de los presos políticos, cuya víctima más relevante Leopoldo López, tiene ya casi dos años tras las rejas.
Esta nueva Asamblea además debe examinar esa relación que estableció el Gobierno con Cuba, un vínculo parasitario y que tiene como único beneficiario a los hermanos Raúl y Fidel Castro. Y en ese mismo orden toca ponerle un punto final a la desmesurada penetración cubana en todos los ámbitos del país.
Otro aspecto donde se debe trabajar es en la ejecución de un plan integral que ataque la plaga de la delincuencia, uno de los males más temidos de los venezolanos. Basta recordar que el año pasado casi 25.000 personas perdieron la vida en el país por acciones violentas.
Pero para que todas estas medidas sean exitosas se debe pedir el proceso revocatorio para ponerle punto final al desatinado gobierno de Nicolás Maduro, uno de los más nefastos en la historia de la región.
La tarea es complicada. A Venezuela la aguardan momentos difíciles, pero tras este primer paso, la luz al final del túnel está más cerca.