Después de 13 años de disputas diplomáticas, a partir de un acuerdo alcanzado entre Irán y las cinco potencias con derecho al veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas más Alemania, parecería haber finalizado el conflicto por el programa nuclear iraní.
El anticipo de este acontecimiento que pone a prueba la credibilidad del Gobierno de Teherán, lo enunció Barack Obama durante su campaña política en las primarias demócratas de 2008, cuando apenas era un desconocido en el ámbito de la política nacional.
Después de la firma, la representante de Política Exterior de la Unión Europea, Federica Mogherini, que representó a Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia, China y Alemania, dijo que el acuerdo era una señal esperanzadora para el mundo.
Mientras, el presidente iraní, Hasan Rohani manifestó que había comenzado un nuevo capítulo.
Sobre la participación de Washington en la materialización del acuerdo, a la par que el mandatario estadounidense lo elogiaba y lo calificaba de garantía para “un Oriente Próximo más seguro”, analistas dijeron que, la gran potencia del mundo había claudicado.
El desafío que deberá enfrentar ahora el Presidente será ante el Congreso, en el que varios representantes republicanos expresaron de inmediato su rechazo.
Sin embargo, lo que muchos conocedores del tema admiten es que Obama al conseguir de Irán lo que convirtió en uno de sus principales empeños, además de garantizar que se evite una confrontación nuclear catastrófica, también gana un aliado en el combate contra el Estado Islámico que es el enemigo del mundo.
La postura de Obama se mantiene tan firme en su decisión de concretar el acuerdo, que aún si no llegase a alcanzar la mayoría de dos tercios de votos a favor que necesita en las dos Cámaras, ha dicho que está dispuesto a ejercer el veto.
Si se alcanza a frenar el programa nuclear iraní, el acuerdo pasará a la historia como el mayor triunfo de la presidencia de Obama.