Otro intento más de tapar el Sol con un dedo, otro intento más de seguir aferrado al poder de forma indefinida, el pueblo venezolano muere de hambre mientras el Gobierno hace los más insólitos y descabellados malabarismo para mantenerse a flote, todo se resume en una sola palabra, control.
En estos momentos se lleva a cabo un escalofriante censo en las zonas más pobres del país, bajo la excusa de formalizar la red de distribución de alimentos que el Gobierno, que desde la era de Chávez, lleva como bandera. Los nuevos Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) pretenden, sin mayor pudor, institucionalizar la crisis y la escases en una especie de “si quieres comer, apóyame” ya ha pasado antes en Venezuela y seguirá pasando bajo este régimen.
Luego del “analítico” censo, las familias deben esperar 21 días, o más de un mes, para recibir y pagar por la llamada “bolsa patriótica”. Muchas de estas bolsas no satisfacen laS necesidades básicas de cada núcleo familiar, ya que apenas contienen arroz, leche y frijoles negros, en algunas regiones del país incluyen aceite, café y mantequilla. La maquinaria chavista se ufana diciendo que han alimentado a 6.400.000 venezolanos, una mísera migaja si se toma en cuenta que cerca de 30 millones de habitantes están sufriendo los estragos del hambre y no tendrán acceso a esta nueva fórmula mágica. Un poco más del 60% de los habitantes del país no comerá de esta “innovadora solución”.
Varios expertos nutricionistas han encendido las alarmas por la alta ingesta calórica que supone el contenido de estas “bolsas”. Las altas tasas de casos de obesidad y diabetes prometen aumentar en los próximos meses. Agua, luz, comida, medicinas, violencia, hampa. Seguimos sumando, Maduro, seguimos sumando.