Basta con dar un repaso a los contenidos en las plataformas digitales, los programas informativos de la televisión o los periódicos, para percatarse de las grandes diferencias que existen en el tratamiento de un mismo tema.
Basta con dar un repaso a los contenidos en las plataformas digitales, los programas informativos de la televisión o los periódicos, para percatarse de las grandes diferencias que existen en el tratamiento de un mismo tema.
Lo primero que salta a la vista es que, uno de los peligros más comunes, es la falta de neutralidad de sus emisores movidos por intereses que en muchas ocasiones no son precisamente el compromiso con la verdad.
La manipulación de la información siempre ha sido un canal muy efectivo con un infinito poder que funciona tanto para vender un electrodoméstico como para establecer dictaduras.
Algunos llamados líderes de opinión se pasean hoy en las redes sociales emitiendo materiales que, si bien son entretenidos e incluso despiertan curiosidad, su principal objetivo es garantizar un mayor alcance de audiencia para hacerse “viral” o monetizar, pero que distan mucho de constituir una fuente fiable de información.
Lo más importante en estos casos es saber discernir entre un mero entretenimiento y una noticia verificada con los rigores que el periodismo amerita.