lunes 18  de  marzo 2024
ANÁLISIS

Puerto Rico, Cuba, y la cercanía con EEUU

El gran despegue y prosperidad de Puerto Rico como nación se dio al caer bajo la sombrilla protectora de Estados Unidos

Por DARSI FERRET

Puerto Rico, la conocida como Isla del Encanto, desde hace más de una década se debate bajo la inclemencia de una recesión económica que tiene las finanzas del Estado en negativo, y la deuda pública sobrepasa los 72.000 millones de dólares.

Entre las principales consecuencias de esta sostenida crisis destaca el incremento del desempleo, la reducción de la actividad comercial, la expansión de la pobreza, la significativa emigración y florecimiento de las notables contradicciones que históricamente han acompañado a la nación.

El desfavorable escenario apareció en el horizonte boricua luego de que EEUU en 1996 derogara la sección 936 del Código de Rentas Internas. Este instrumento jurídico garantizaba incentivos para que subsidiarias de las corporaciones estadounidenses utilizaran la isla como fuente de inversión, al eximirlas de pagar impuestos federales, y con la posibilidad de repatriar sus ganancias a la casa matriz.

En lo interno, durante su tiempo de vigencia la medida promovió el desarrollo de la industria bancaria y financiera, además de la manufactura, destacando el sector farmacéutico, petroquímico y electrónico. Asimismo, benefició otras ramas económicas como el turismo.

Hay especialistas que vinculan los retrocesos, además, al efecto nocivo de las políticas asistenciales, plagadas de masivos subsidios financiados desde EEUU. Un ejemplo notable lo constituye el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria, por el que se ha colgado a los beneficios de alimentos gratuitos más de la mitad de la población. Al comparar estos indicadores con los exhibidos por los 50 estados de la Unión, se comprueba que la encantada isla lidera el listado entre los de mayor demanda y gastos del Programa.

El argumento de los detractores de esas políticas de subsidio es que provocan acomodo en amplios sectores poblacionales, por la influencia directa en la disminución del incentivo de vincularse a la actividad laboral. Esta dinámica se comporta como un círculo vicioso que incrementa el gasto público en asistencia social.

La relación de Puerto Rico y Estados Unidos comenzó en 1898, tras la guerra hispanoamericana donde EEUU derrotó a España y le quitó el dominio, además de Puerto Rico, sobre Cuba, Filipinas y Guam. Como resultado de la Ley Jones-Shafroth desde 1917 todos los boricuas, en la actualidad unos 3.5 millones, tienen derecho a la ciudadanía estadounidense.

La isla es un territorio no incorporado de EEUU, con estatus de Estado Libre Asociado. A pesar del torbellino fiscal que golpea al país caribeño, cuenta con una de las infraestructuras más modernas y desarrolladas de Latinoamérica y su economía es de las punteras en la región, con índices macroeconómicos solo exhibidos por muy pocos de sus vecinos.

Una de las mayores contradicciones de Puerto Rico es ser y no ser parte de los estados de la Unión. Aunque se beneficia de muchos programas e instrumentos federales aplicables a todos los estados, también queda excluido de otros mecanismos que le resultan vitales para afrontar importantes problemas. Un ejemplo lo constituye el hecho de que al no estar incorporado plenamente a los EEUU, no cuenta con la posibilidad de declararse en bancarrota y ser rescatado por el dinero federal. O sea, no puede recurrir como los estados incorporados a una medida de auxilio que permite el acceso a préstamos, renegociar los intereses de la deuda y sanear la economía. Como sucedió con el estado de Detroit cuando quebró en el 2008 y el gobierno salió a su rescate billonario.

Tampoco pueden las autoridades de la isla afrontar la crisis apelando a la devaluación, porque la moneda oficial es el dólar americano controlado por la Reserva Federal de EEUU. Así que en momentos como el actual, donde hay una apreciación del valor del dólar, empeora la situación de deuda fiscal puertorriqueña.

Y aquí llega una contradicción curiosa en el campo de las comparaciones. El gran despegue y prosperidad de Puerto Rico como nación se dio al caer bajo la sombrilla protectora de Estados Unidos. También, como fue planteado antes, el declive que padece por estos últimos años se relaciona a la influencia determinante de las políticas de la Casa Blanca o al vínculo que mantiene entrelazados a medias a ambos países.

O sea, la Isla del Encanto alcanzó un vertiginoso desarrollo gracias a EEUU y ahora lleva años en caída libre, en gran medida, a consecuencia de los gringos.

Paradójicamente Cuba tuvo una enorme prosperidad y crecimiento económico antes de 1959, resultado de su relación histórica con el vecino del Norte. Cuando asumió el poder el gobierno de los Castro y rompieron todo tipo de relaciones con Estados Unidos, la mayor de las Antillas marcó rumbo al peor descalabro económico de la historia nacional.

Mientras a más distancia se alejó Cuba de la “yuma”, mayor resultó el incremento de la miseria e involución en todas las esferas. La transformación es tal que de ser uno de los países de mejor desarrollo en la región, hoy es uno de los que ostentan los peores rating. Pero bueno, así de asombrosas resultan a veces las contradicciones.

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