jueves 28  de  marzo 2024
PERIODISTA Y ESCRITOR SATÍRICO

A la hora del estudio

En el proceso de memorización influye mucho una sustancia cuyo nombre no recuerdo, pero supongo que si logras comer pescado durante los próximos tres meses obtendrás unas calificaciones extraordinarias. Al menos si te preguntan en el examen por las recetas de merluza

Diario las Américas | ITXU DÍAZ
Por ITXU DÍAZ

Entre mis peores dolores de cabeza está el que me provocaba estudiar matemáticas. Era punzante y penetrante y no desaparecía hasta después del examen. En una ocasión, preparando a contrarreloj un examen, en un esfuerzo por meterme en la cabeza una ecuación, se me salió una raíz cuadrada por la oreja y tuvieron que coserme allí mismo, a pie de aula, con la ayuda del profesor de dibujo, que fue incapaz de reconstruirme todas las fórmulas de geometría, y que me incrustó la cronología de la primera guerra mundial en la teoría de la relatividad, de modo que en mi cabeza la gran contienda termina a manzanazos, lo que me ha ocasionado no pocos problemas con los diferentes profesores de historia de mi vida.

A la hora en que escribo, muchos jóvenes se acercan a los exámenes de final de curso. En el proceso de memorización influye mucho una sustancia cuyo nombre no recuerdo, pero supongo que si logras comer pescado durante los próximos tres meses obtendrás unas calificaciones extraordinarias. Al menos si te preguntan en el examen por las recetas de merluza. Y si no, habrás comido pescado, que siempre es algo muy saludable para todos, excepto para los peces. Pero no te preocupes por ellos, porque no tienen que estudiar. Y si alguna vez han de hacerlo, lo olvidan al instante. Así es la feliz vida del pez.

Cada materia requiere un trabajo diferente. No se puede estudiar igual el lenguaje, que la química o la física. Lenguaje es lo que te falta cuando te encuentras a Irina Shayk en el ascensor, química es lo que crees que hay en ese instante, y física es lo que tiene ella. Mención aparte merece la biología que debe estudiarse a pie de campo. Puedes hacerlo en el bosque, en una granja, o en cualquier discoteca. Lo más importante al estudiar biología es aprender mucho y tocar poco. Todo lo que toques, caces, o arranques en el bosque dejará de ser biología y pasará a ser paleontología. Y eso no tienes que estudiarlo por ahora.

Una de las tareas más difíciles al estudiar es sentir verdadero interés por la materia en la que estás instruyéndote. Esto resulta imposible en la memorización del abecedario griego, pero en realidad ahora solo se memorizan seis letras para cualquier abecedario. Las que necesitas para construir Google. En todo caso ya nadie viaja a Grecia por voluntad propia, porque han soltado allí a un comunista que está dispuesto a robarte la cartera para financiar la locura helena de las últimas décadas. Los comunistas de Atenas son esa clase de personas que no han entendido que el valor de las ruinas griegas se ciñe exclusivamente a la parte monumental, y creen que si dejan las cuentas públicas tan destrozadas como la Acrópolis vendrán turistas de todo el mundo a visitarlas.

Grecia, la literatura británica, las ecuaciones, o la fusión nuclear. Da igual la materia de estudio porque al final la última palabra la tiene el profesor, en uno de esos ramalazos fascistas que aún afligen a Occidente. Entre los grandes retrocesos democráticos se encuentra el bloqueo de la libertad del alumno para otorgarse su propia calificación. Como consecuencia resulta esencial llevarse bien con el maestro, y en la medida de lo posible, facilitarle el acceso a los vicios humanos básicos de los académicos, que son el tabaco, el vino, y la comida. Casi todos los profesores son buenos comedores, excepto los que dirigen las prácticas de anatomía forense, que pasan de una mesa a otra con espeluznante rutina y muy moderado entusiasmo a la hora de trinchar el pollo asado, por razones que exceden los conocimientos de cultura general de este articulista.

En cuanto al método de estudio ideal, yo sigo apostando por situarse frente al libro. Los nuevos pedagogos aseguran que no hay que forzar al alumno, y que con situarse en las inmediaciones de la mesa de estudio es suficiente para comenzar a adquirir conocimientos sin forzar al intelecto a la contemplación directa de la materia a memorizar, que es algo que podría causar traumas. No está demostrado que, con tal actitud, los conocimientos viajen solos del libro al cerebro del estudiante.

De cualquier modo, si vas a pasar horas y horas aprendiendo cosas, quizá sea buena idea hacer un descanso, porque memorizar agota, y en el estudio lo peor es el exceso. He visto a jóvenes con toda una vida por delante a los que les reventó la cabeza frente al libro por no saber dosificarse y detenerse a tiempo. Y cuando pierdes la cabeza, el estudio se vuelve una tarea mucho más complicada. Y tal vez eso te obligue a dedicarte a la política. Así empezó Trump.

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