jueves 28  de  marzo 2024
PERIODISTA Y ESCRITOR SATÍRICO

Ahora que es imposible

No sé si habrá digitales para alimentar a tantos gurús como sufre el periodismo. Y en cambio, estoy seguro de que somos minoría las románticos del papel, del viejo formato, de las cosas que se hacen para durar más allá de un clic

Diario las Américas | ITXU DÍAZ
Por ITXU DÍAZ

Se estrena en España un periódico de papel, de los que puedes tocar, arrugar, leer, morder, o utilizar para avivar el fuego de la chimenea. Se estrena y me sorprendo en el kiosko, haciendo cola, nervioso como aquellos adolescentes que fuimos de los 90, siempre sedientos de tinta a pesar de todo. Y allí estaba extendido en el mostrador, con su formato sábana maravillosamente anacrónico y sus viejas pautas editoriales presumiendo en primera plana. Ahí lo tienen. Su primer día. A destiempo. De papel. Y semanal. ¡Qué provocación! Además de desembolsar las monedas, le he dado un beso en la frente a kioskera, por la emoción del momento. Ante mi, otros dos se lo llevaban bajo el brazo, con esa cara amarga y escéptica que ya solo saben poner los viejos lectores de periódicos de papel. Hoy ha de ser un gran día.

No sé si habrá digitales para alimentar a tantos gurús como sufre el periodismo. Y en cambio, estoy seguro de que somos minoría las románticos del papel, del viejo formato, de las cosas que se hacen para durar más allá de un clic. Y está bien, porque toda mayoría es burda, y a las minorías siempre nos queda eso de saborear la derrota con la satisfacción del deber cumplido. Y así estoy, paladeando con pausa Ahora, que así se llama el nuevo semanario que lanza hoy un viejo icono del periodismo español y de El País, Miguel Ángel Aguilar. No sé si para triunfar, o por molestar un poco, que siempre es sano, o porque no es el momento, pero ahí está. En esta profesión plagada de teóricos, admiro a la gente que hace las cosas cuando todo el mundo insiste en que no es el momento para hacerlo. Precisamente eso lo hace divertido.

Hay incluso quien ha recibido la noticia del nacimiento del nuevo periódico con sarcásticos y despectivos comentarios sobre su formato tradicional, con esa superioridad moral tan propia de este siglo donde la tecnología se ha vuelto secta. Pero hoy he leído Ahora y tengo la sensación de que hacía mucho tiempo que no leía un semanario de papel. Un periódico que renuncia abiertamente a la actualidad, para acercarse a los hechos con calma y profundidad. Un periódico bien escrito. Distinto. Con enfoques ideológicos cruzados, rigurosos, y cierto aroma de independencia. Con cosas que mejorar, pero un periódico, al fin, para leer entero, que es lo único que buscamos ya los que seguimos acercándonos al kiosko, los que subestimamos el potencial del formato como argumento, en beneficio de algo mucho más simple: las buenas historias, los buenos artículos, el talento editorial.

El mundo atraviesa un momento periodístico apasionante. Quiero decir que a los periodistas, a fin de cuentas, nos gustan los muertos, las catástrofes, y todas esas cosas que siempre parecen a punto de estallar. Y está el planeta como para echarse a llorar; que es muy triste, pero mucho más periodístico que las sonrisas. Nadie ha hecho jamás una buena primera plana con una noticia feliz.

Sin ánimo de sumarme a la indigestión de teólogos del periodismo, que en viajes al más allá adivinan que acabaremos leyendo el periódico con un chip encajado en la oreja, al contemplar el abismo al que se dirige el mundo, solo pienso que es más importante que nunca informar, leer, y afilar criterios editoriales. No es que la prensa, sea de papel, digital, o en supositorios, vaya a salvarnos del apocalipsis de las ideas y la guerra global, pero en última instancia, cuando cualquiera de esos analfabetos venga a buscarnos a nuestro propio lecho con su kalashnikov en alto, prefiero que me encuentren con un grueso periódico de papel bajo la almohada, para poder atizarle un buen revés en todo el fusil justo antes de que los digitales publiquen mi obituario. 

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