viernes 13  de  junio 2025
INTELECTUALIDAD CUBANA

Aires frescos y renovadores

No encontré un pensamiento único alrededor de lo que allí acontece, tampoco ideas comunes o monolíticas; aprecié en cambio suficiente desconocimiento e incertidumbre, aunque una tendencia mayoritaria, que  si bien valora positivamente el proceso que se desarrolla, no ve aún resultados significativos y se orienta en una dirección más proclive o decidida hacia mayores y profundos cambios                                                                                                                             

Diario las Américas | EUGENIO RODRÍGUEZ BALARI
Por EUGENIO RODRÍGUEZ BALARI

Sin pensar en términos absolutos porque  los hechos son  relativos y la verdad como nos recuerda un periodista cubano es mezcla. Aprovecho para comentarles, que en reciente viaje a la Habana (a pesar del sofocante y persistente calor del verano), aprecié que soplan aires frescos, vitales y renovadores socialmente; por lo pronto es la percepción que obtuve después de varias semanas de estancia por la Isla y sostener innumerables contactos y conversaciones con gentes de diferentes sectores y estratos sociales.                                                                                                                                                                 

No encontré un pensamiento único alrededor de lo que allí acontece, tampoco ideas comunes o monolíticas; aprecié en cambio suficiente desconocimiento e incertidumbre, aunque una tendencia mayoritaria, que  si bien valora positivamente el proceso que se desarrolla, no ve aún resultados significativos y se orienta en una dirección más proclive o decidida hacia mayores y profundos cambios.

Pude relacionarme con una joven, patriótica y plural intelectualidad, que viene proyectando sus ideas con rigor y objetividad, muchas veces de manera crítica, también con una parte de la academia que procede de similar manera.

En una situación como la actual de Cuba, la gente necesita conocer en términos más precisos hacia donde se marcha y además, adquirir confianza en las vías y tiempos requeridos para la implementación y frutos posibles de las transformaciones.                                                                                                                

Es evidente que el proceso de las reformas requiere de una amplia participación y consenso ciudadano, que defina: ¿Cuáles y de qué tipo son los cambios a que aspira la mayoría del pueblo cubano?              

Para conocer tal interés es necesario se efectúe un amplio proceso democrático, que haga participe a la ciudadanía y sin exclusiones, esta proyecte el rumbo estratégico de las aspiraciones de la sociedad en general.                     

Tal proceder sobre las reformas no sólo sería consustancial y legítimo a un verdadero proceso democrático, sino significaría  una imprescindible consulta popular, que muestre las  intencionalidades y deseos del pueblo, sin necesidad de intérpretes o intermediarios sobre lo que a este le conviene.                                                                                                                                        

Derivado de diversos factores pero fundamentalmente de la falta de definición sobre el modelo y tipo de sociedad a alcanzar, la amplitud y ritmo de los ajustes económicos; se ha abierto una franja social de escepticismo, de incertidumbres o esperanzas subjetivas de desarrollo, o  que se mejore la situación social a corto plazo.                                                                                                                                          

Al apuntar lo anterior no subestimo situaciones como la incidencia de los bajos índices del crecimiento económico, el deterioro del nivel de vida, la acumulación de necesidades no satisfechas, las secuelas que dejó la frustración político/económica de la desaparición del “socialismo” europeo, las inconformidades hacia la burocracia, o la falta de identificación ante la propiedad estatal, etcétera.             

Tales elementos se encuentran con reiteración, en las valoraciones que hoy comparten los cubanos y de las que se hacen eco con sólidas y diversas argumentaciones la joven intelectualidad cubana.                  

Para muchos ciudadanos que creyeron y confiaron en las posibles perspectivas del anterior “socialismo”, ahora ya no tan crédulos y menos confiados que en décadas atrás; esos factores no dejan de generar dudas e interrogantes, e igualmente son elementos que conspiran sobre la comprensión, confianza u optimismo del nuevo rumbo político/económico emprendido. 

A pesar de las cuantiosas impresiones recibidas en la Isla, concluí la idea que predomina un optimismo moderado, que se sobrepone al escepticismo o al conformismo pasivo que caracterizó anteriores momentos de la crisis iniciada en los 90.                                                                                                         

Lo que no encontré (por ninguna parte), fueron las posiciones apologéticas o triunfalistas de épocas pasadas, ni la propaganda que la acompañaba, sino en todo caso otra más racional y cuidadosa.                             

Con independencia del interés que despiertan las ideas de la actualización o reforma, la especulación sobre sus perspectivas, o los criterios que se cocinan para el próximo Congreso del Partido; me resultó reconfortante conocer la existencia de una intelectualidad joven y patriótica, que sin atarse a rígidas posiciones ideológicas, se abre paso como una futura vanguardia política en el país, contribuyendo a relajar ideas y despejar el camino de estereotipos, aferramientos y dogmas.

La plural y profunda frescura del pensamiento que estos intelectuales promueven, me otorgó confianza en el porvenir del país y en el papel que podrán desempeñar en el escenario político/social de los próximos años.

Leyendo diversos materiales en la Isla obtuve la impresión, que esa intelectualidad y su pensamiento no subestima la importancia del pasado, coloca las situaciones históricas de una manera racional  y ponderada, reconoce hechos positivos y virtudes de todas las épocas (señalando también lo negativo u errores cometidos), lo que además hace con rigor, pero apegada a los intereses de la nación cubana, su independencia y soberanía.                

Saqué la idea que se ha conformado un pensamiento patriótico, que en general  se desplaza y consolida políticamente sin sectarismos  y aunque asuma posiciones ideológicas, sus valoraciones consideran las experiencias arrojadas en las últimas décadas, lo que les permite proyectarse con la amplitud y crítica necesaria ante el momento que se  vive.            

Un pensamiento no encasillado ideológicamente, en lo fundamental no prejuicioso ni tampoco excluyente, que aspira a la reintegración de los cubanos y vela con fidelidad por los intereses de la patria.    

De la lectura de sus trabajos o conversaciones se desprende su honestidad, su interés por el desarrollo en justicia social y democracia, toma en cuenta las corrientes político/económicas internacionales, la modernidad con sus avances tecnológicos y además comprenden la necesidad de conjugar conceptos teóricos con la imprescindible práctica social y las circunstancias de los tiempos que se viven.              

Esa intelectualidad con juiciosa serenidad valora los conflictos ocurridos en las últimas décadas y tiene claro lo necesario de superarlos; es consciente de las necesidades domésticas acumuladas y las nuevas formas del relacionamiento con los países de la región y el mundo, incluyendo lógicamente a los EEUU.             

Desea asumir el reto (amigablemente), de las nuevas relaciones con su vecino del norte, porque desde mi percepción y es la gran sorpresa recibida; la joven vanguardia intelectual se encuentra sólidamente  preparada (política y económicamente), para enfrentar los destinos de la nación cubana.                                                             

Estimulante fue conocer la ebullición de ideas existente en la Isla, apreciada tanto desde los medios oficiales, donde se reúnen no pocas mentes brillantes, que recrean sus conocimientos dentro de las posiciones del oficialismo; hasta las numerosas publicaciones que circulan desde zonas de la sociedad civil; publicaciones que aunque con coberturas más limitadas (laicas o religiosas), vienen realizando diversos trabajos de análisis políticos, económicos, sociales o religiosos; caracterizándose por diagnosticar, pronosticar o en muchos casos criticar, sobre las situaciones existentes o los cambios que acontecen, pero con enfoques patrióticos, serios y profundos, novedosos, más abiertos y plurales políticamente. 

¡Recibe las últimas noticias en tus propias manos!

Descarga LA APP

Deja tu comentario

Te puede interesar