martes 25  de  marzo 2025
RIESGOS

Aborto en Venezuela, entre la criminalización y el tabú

El aborto provocado en Venezuela está penalizado con hasta seis años de prisión, a menos que se haga para proteger el "honor" de la mujer y su familia

CARACAS.- María, una joven de 26 años y madre de cinco niñas, enfrenta una situación desesperada en Venezuela, donde el aborto es ilegal y solo es accesible clandestinamente para aquellos que pueden pagar por él. En un país profundamente católico y conservador, donde el tema del aborto nunca ha sido una prioridad para el gobierno, las mujeres que buscan interrumpir su embarazo enfrentan graves riesgos para su salud y libertad.

María, sumida en la pobreza extrema y sin recursos para criar más hijos, intentó abortar en su tercer embarazo utilizando remedios caseros, incluyendo un brebaje de semilla de aguacate y hojas de "mala madre". Sin embargo, los métodos no tuvieron éxito y quedó sin opciones. "Uno pierde la vida pariendo, pariendo, pariendo", lamenta María, quien vive en un barrio popular de Caracas y protege su identidad con un nombre ficticio.

El aborto provocado en Venezuela está penalizado con hasta seis años de prisión, a menos que se haga para proteger el "honor" de la mujer y su familia, o para "salvar la vida" de la madre, términos ambiguos que generan incertidumbre y miedo en quienes buscan interrumpir su embarazo. Ante la falta de acceso seguro y legal al aborto, muchas mujeres recurren a métodos inseguros, poniendo en peligro su salud y vida.

Venezuela no publica cifras oficiales sobre la salud, incluyendo los casos de aborto, lo que aumenta la opacidad en torno al tema. Mientras tanto, el país se encuentra lejos de seguir la "marea verde" que ha bañado a América Latina con movimientos proaborto en países como Argentina, Colombia, Cuba, México y Uruguay.

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Una enfermera instrumentista apaga la lámpara en uno de los quirófanos de la Asociación Civil de Planificación Familiar (Plafam), donde se examina y atiende a mujeres y niñas en edad reproductiva, en Caracas, Venezuela.

Una enfermera instrumentista apaga la lámpara en uno de los quirófanos de la Asociación Civil de Planificación Familiar (Plafam), donde se examina y atiende a mujeres y niñas en edad reproductiva, en Caracas, Venezuela.

Activistas a favor del aborto seguro han tomado las calles en Venezuela, pero también enfrentan resistencia de sectores conservadores, como grupos evangélicos que se manifiestan en contra. Aunque el Parlamento anunció que legislará sobre el tema, aún no hay avances concretos.

"De manera novedosa para la escena política venezolana, (el tema) ha tomado la calle de manera masiva", destaca Claudia Rodríguez, activista de la ONG feminista Mujer en Lucha. "De manera novedosa para la escena política venezolana, (el tema) ha tomado la calle de manera masiva", destaca Claudia Rodríguez, activista de la ONG feminista Mujer en Lucha.

En hospitales públicos, el aborto es imposible de obtener, y los centros privados cobran sumas exorbitantes, hasta 1.000 dólares, por realizarlo clandestinamente. Las mujeres que desean abortar se enfrentan a la sospecha y el estigma social, lo que dificulta aún más la búsqueda de atención médica segura.

Zarina, una música de 35 años, relata cómo enfrentó dificultades para abortar, incluso después de haber tomado píldoras anticonceptivas y haber comprado pastillas abortivas en línea. Desesperada, consultó a varios médicos que se negaban a proporcionar el servicio sin el pago previo de sumas elevadas.

"No tenía el dinero y a una le dije que le dejaba mi instrumento, que vale miles de dólares, mientras lo reunía. Me dijo que no le interesaba, que trajera el dinero y listo", cuenta. "No tenía el dinero y a una le dije que le dejaba mi instrumento, que vale miles de dólares, mientras lo reunía. Me dijo que no le interesaba, que trajera el dinero y listo", cuenta.

Finalmente un ginecólogo la atendió y le cobró por cuotas 500 dólares.

La realidad del aborto clandestino en Venezuela es peligrosa y cargada de culpa y estigma. Las mujeres que buscan interrumpir su embarazo se enfrentan a situaciones de riesgo y a la condena social. María, quien desea someterse a una ligadura de trompas para evitar futuros embarazos no deseados, se siente culpable y considera que las dificultades que atraviesa con su hija hospitalizada son un castigo divino.

Mientras el debate sobre el aborto continúa en Venezuela, muchas mujeres como María y Zarina siguen luchando en la sombra, buscando una solución segura y accesible para sus necesidades reproductivas. Sin una legislación clara y una educación para prevenir los embarazos, el camino parece incierto y complejo.

FUENTE: Con información de AFP

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