ESPECIAL
@Marinellys
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ROMA.- El Programa Mundial de Alimentos (PMA) hizo el martes 23 de febrero un llamado urgente para ayudar a cuatro países de Centroamérica (El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua), pues asegura que son azotados por graves hambrunas causadas por la crisis económica desata por el COVID-19 y los desastres naturales.
Por esa razón, la institución lanzó una alerta a la comunidad internacional sobre la necesidad de 47,3 millones de dólares para dar asistencia a 2,6 millones de personas de esos cuatro países, durante los próximos seis meses.
El comunicado se emite justo al día siguiente de que Guatemala asumiera la presidencia de la Junta Ejecutiva de esta organización de las Naciones Unidas, a través del embajador Luis Fernando Carranza. Un profesional guatemalteco de amplia trayectoria diplomática, que ha representado al país en la OEA y la ONU. DIARIO LAS AMÉRICA lo entrevistó en exclusiva para entender la importancia de este nombramiento para los latinoamericanos.
“Para Guatemala es un verdadero honor presidir la Junta Ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos. Esta es la segunda ocasión consecutiva en que el país preside este prestigioso órgano y es una demostración de la prioridad que el gobierno de Guatemala está dando a la lucha contra el hambre y la desnutrición en el país”, aseguró el embajador.
¿Cómo puede beneficiar a los latinoamericanos su nuevo rol ante el PMA?
La presencia de Guatemala en la Junta Ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos puede ayudar a Centroamérica y a la región de Latinoamérica en su conjunto a tener mayor visibilidad sobre los problemas que la aquejan, en particular cambio climático y la pobreza, que son los factores que han contribuido a la inseguridad alimentaria y nutricional de la región.
En el comunicado divulgado se calcula que 1,7 millones de centroamericanos se encuentran en estado de “emergencia” por la inseguridad alimentaria y “necesitan asistencia urgente”. ¿El hambre ha sido un factor determinante para la movilización de las caravanas de migrantes hacia los Estados Unidos?
Los países de Centroamérica han sufrido una tormenta perfecta durante el 2020: la pandemia del COVID-19, la prolongación de las sequías en el corredor seco y las inundaciones en la época lluviosa, particularmente el paso de dos huracanes seguidos (Eta e Iota), han afectado los cultivos de muchos de sus habitantes, originando más pobreza y desempleo; sin embargo, no podemos afirmar que las caravanas sean consecuencia solamente del hambre. Las causas de los movimientos migratorios son más complejas y en el PMA se está desarrollando la actualización de un estudio sobre la relación entre esas migraciones y la inseguridad alimentaria. No hay que olvidar que las causas estructurales de la migración en América Latina son varias, sin embargo, es importante resaltar que la región latinoamericana por ser una región de renta media, lamentablemente, no recibe asistencia oficial al desarrollo ni contamos con los fondos que recibe África, por ejemplo, para poder combatir la desigualdad y la exclusión que aflige a nuestros países.
¿Cuáles son sus retos al frente de la presidencia de la Junta Ejecutiva del PMA?
Los retos para el 2021 son tres: uno principalmente es el incremento de los conflictos y las crisis humanitarias, las cuales no sólo han aumentado en número sino también en su duración, la crisis provocada por el COVI-19 que ha generado mayor pobreza e inseguridad alimentaria, no solamente en los países afectados por conflictos sino en los países en general, en particular en América Latina y el Caribe. También tenemos el reto de la organización de la Cumbre de Sistemas Alimentarios, en donde el Programa Mundial de Alimentos tiene un papel muy importante para generar insumos sobre cómo podemos crear sistemas alimentarios más inclusivos y sostenibles. La pre-Cumbre se realizará en julio en Roma y será una oportunidad para que los países latinoamericanos pueden pronunciarse sobre los retos y oportunidades que representa la transformación de los sistemas alimentarios para luchar contra el hambre y la desnutrición. Y el tercer reto, es la aprobación del Plan Estratégico Multianual del Programa Mundial de Alimentos y esto es importante para América Latina porque en este documento se definirán las prioridades en las que el PMA actuará en los próximos 5 años.
Y cuando se habla de pobreza y hambre en el continente, debemos inevitablemente recordar a Venezuela. Los datos de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida de la Población Venezolana (Encovi) son alarmantes: la pobreza extrema es de 79,3% y casi el 80% de los venezolanos no tienen recursos necesarios para adquirir los alimentos básicos. ¿Qué puede hacer el PMA por los venezolanos?
El Programa Mundial de Alimentos es la organización más grande de asistencia humanitaria en el mundo, pero puede actuar solamente a petición de los Estados y en el caso de Venezuela el PMA, se han hecho misiones de evaluación sobre la situación de la seguridad alimentaria en ese país, la cual se ha compartido con el gobierno venezolano y se está a la espera de que el PMA pueda actuar de manera más directa, para ayudar a los problemas que aquejan a la sociedad venezolana. Sin embargo, también es importante subrayar que el PMA está presente en Colombia, en una asociación estratégica entre el programa y el gobierno colombiano, en donde se está brindando atención a las poblaciones más afectadas por el hambre y la desigualdad, pero también a las poblaciones que han venido desde Venezuela y que necesitan la asistencia.