LA HABANA, Cuba. – Antonio Maceo Grajales ha sido admirado en Cuba como ejemplo de patriota, junto a José Martí y el Generalísimo Máximo Gómez. Él fue un hombre con luces y sombras, como casi todos. Tuvo discrepancias con el Apóstol, pero ambos las apartaron para reiniciar la guerra de liberación contra el colonialismo español en 1895.
El lugarteniente general del Ejército Libertador de Cuba nació el 14 de junio de 1845, y cayó en combate el 7 de diciembre de 1896, después de haber superado más de 20 heridas de combate y varios intentos de asesinato. Entre los hechos más famosos de su vida está la Protesta de Baraguá.
Mucho se honra merecidamente a Mariana Grajales Cuello, su madre, la Madre de la Patria, que a los 60 años de edad se unió a las fuerzas mambisas junto a sus hijos. Pero a su esposo, Marcos Maceo, se le menciona como si hubiera sido arrastrado a la guerra.
Según el prestigioso historiador cubano José Luciano Franco, el matrimonio de José Grajales y Teresa Cuello llegó de su natal Santo Domingo a Santiago de Cuba, donde el 26 de junio de 1808 nació Mariana.
Mientras, el soldado del Batallón de Leales Corianos, Marcos Maceo, venezolano que se había batido contra las fuerzas de Simón Bolívar, y con desahogada posición económica, llegó a aquella ciudad acompañado por su madre Clara Maceo, un hermano y dos hermanas. Allí, tras instalarse en una modesta casa, Marcos se dedicó a trabajos agrícolas y al comercio a pequeña escala.
Mariana enviudó de Fructuoso Regüeyferos en 1840, del que quedó con cuatro hijos. Aquella era una época difícil para los mestizos, pues circulaban rumores sobre una expedición haitiana para sublevar a los esclavos, y llegaban refuerzos de tropas españolas para repeler una posible agresión, al tiempo que ocurrían sublevaciones de esclavos en Matanzas. En 1844, el Capitán General de la Isla dictó instrucciones para expulsar a los hombres de color procedentes de cualquier país, por lo que el 14 de junio de 1845 al bautizar a su primer hijo, Antonio de la Caridad Maceo y Grajales, Marcos hizo constar que era natural de Santiago de Cuba.
La muerte de Antonio Maceo, cuando concluía su epopeya militar de la invasión de Oriente a Occidente, fue muy importante en el curso de la guerra y, al igual que el fallecimiento de Martí, influyó en los derroteros de la formación de la nueva república. La admiración y amistad del Comandante en Jefe del ejército mambí se constata en la peregrinación anual a la tumba del Cacahual.
La primera tumba de Maceo fue realizada por colecta popular e inaugurada por Gómez el 7 de diciembre de 1899. En 1905 y 1944 se amplió el mausoleo. El espléndido monumento en el parque que lleva su nombre en La Habana es un homenaje similar al del Generalísimo y al sepulcro de Martí en el Cementerio Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba.