sábado 23  de  marzo 2024
CUBA

Ataques al Movimiento San Isidro intentan neutralizar el descontento popular

La negativa de diálogo con artistas independientes y el arresto domiciliario en el que mantienen a los activistas de San Isidro es un anticipo de hasta dónde escalaría la represión

LA HABANA.- Aunque la destartalada casa de puntal alto del artista visual Luis Manuel Otero Alcántara, 33 años, ubicada en Damas 955 entre San Isidro y Avenida del Puerto, Habana Vieja, tiene un candado herrumbroso en la desvencijada puerta de entrada- señal de que no hay nadie-, dos patrullas policiales y cuatro agentes vestidos de civil se han estacionado en los accesos de la vivienda, que es a la vez sede del Movimiento San Isidro (MSI), un grupo variopinto de artistas e intelectuales fundado en 2018 que reclama respeto al arte independiente, a la libertad de expresión y la democracia en Cuba.

En la calle San Isidro, al costado de la biblioteca municipal, hay un auto patrullero. Y en la esquina un par de agentes de la Seguridad del Estado. Justo frente a la casa de Otero, los servicios especiales colocaron una cámara de grabación. En la Avenida del Puerto, esquina a Damas, otra patrulla y dos oficiales de la policía política. El operativo de las fuerzas represivas custodia la vivienda vacía de Luis Manuel las veinticuatro horas.

Las cintas amarillas que impedían el paso ya no están. Las personas sospechosas de tener vínculos con el MSI que merodean la zona son detenidas y conducidas a la unidad policial situada en la calle Picota, donde según algunos vecinos, funciona el puesto de mando.

Llamémosle Elsa. Reside en una precaria cuartería de San Isidro, distrito mayoritariamente pobre y mestizo de La Habana colonial y cuenta que la presencia de policías en una barriada donde abundan las ilegalidades ha generado descontento. “Pero no contra Luisma -como le llaman a Otero- y sus muchachos, porque muchas de las cosas que ellos reclaman es en beneficio del pueblo. La policía y la Seguridad del Estado están intentando enemistar a los vecinos con Luisma, dándoles a entender que si ‘la jugada’ está apretada, es por culpa de estos contrarrevolucionarios. Los recogedores de bolita [lotería ilegal] andan con mil ojos. Y los vendedores de carne de res por ‘la izquierda’ y los revendedores de paquetes de pollo comprados en las tiendas por divisas, se mueven con más cautela”.

Episodios represivos con el MSI

Celia, dependienta de una cafetería privada en las inmediaciones de la casa de Luis Manuel, ha seguido la protesta del MSI como si fuera un culebrón brasileño. Mientras enjuaga unos vasos, se cuestiona la presencia de tantos policías y ‘segurosos’ en la zona. “Para eso sí hay dinero, para arreglar las calles y pintar las fachadas de las casas que hace años no se pintan no hay presupuesto. ¿Cuánto costará tener policías y patrullas vigilando una casa vacía todo el día y toda la noche?".

Iliana Hernández, periodista independiente que estuvo en la huelga de hambre con otros integrantes del MSI, también se hace la misma pregunta desde su muro de Facebook. Hace varios días tienen montado un operativo en su casa en Cojímar, al este de La Habana, que le impide salir a la calle. Según la reportera de CiberCuba, han puesto una cámara de vigilancia en la casa del presidente del CDR. “Mientras gastan recursos y dinero del pueblo en vigilar e impedir que salgan de sus domicilios activistas pacíficos, en Cojimar han habido diez robos en los últimos días”, publicó Hernández en Facebook.

Alrededor de cincuenta activistas, disidentes, intelectuales y periodistas independientes en La Habana están en prisión domiciliaria forzosa por órdenes de la policía política. El ambiente de estado de sitio se percibe en otras zonas de la capital. En Villa Marista, antiguo colegio religioso que hoy es sede del Departamento de Seguridad del Estado, un grupo de boinas negras [fuerzas especiales antimotines] custodia el lugar en diferentes horas del día.

El sábado 5 de diciembre, vecinos de la barriada del Mónaco, municipio Diez de Octubre, al sur de La Habana, vieron con asombro como alrededor de 80 trabajadores de ETECSA (Empresa de Telecomunicaciones de Cuba) y otras empresas de la localidad, perteneciente a las Brigadas de Respuesta Rápida [brigadas antimotines formadas con civiles], junto a militares retirados de la Asociación de Combatientes y agentes de la Seguridad del Estado, ocuparon el Parque del Mónaco, donde hace tiempo funciona un área wifi. Uno de los participantes en el operativo comentó que “se esperaba un acto de protesta de la contrarrevolución”.

En las inmediaciones del Capitolio, actualmente sede del monocorde Parlamento Nacional, el viernes 4 de diciembre, vehículos de tropas élites custodiaban el lugar. Se rumoró que por las redes sociales estaban convocando a un acto de protesta. Y pedían que cada participante llevara un cartel con las demandas que pediría al gobierno no olvidar ir con los nasobucos [mascarillas] puestos.

Unos días antes, a tres cuadras del Capitolio, en el Boulevard de la calle San Rafael, un joven estuvo durante unos minutos con un cartel, apoyando al Movimiento San Isidro y pidiendo libertad para el rapero Denis Solís, sancionado a ocho meses de prisión por un supuesto delito de desacato. Cuando fue detenido por la policía, varias mujeres comenzaron a gritar ‘abajo la tiranía’, ‘abusadores’ y 'no lo vayan a golpear'. También en la esquina de Carmen y la Calzada de Diez de Octubre fueron emplazados efectivos de los boinas negras. En todas las tiendas por dólares de la capital han apostado boinas negras.

La protesta se extiende

Anselmo, gerente de una tienda, dijo a DIARIO LAS AMÉRICAS, que además de “romper las vidrieras en la tienda de Línea y 12, Vedado, en otras, en La Habana y Cienfuegos, han puesto carteles. En una reunión que tuvimos, se nos informó que debíamos estar alerta, activar las guardias obreras y proteger los bienes, pues se esperan acciones vandálicas de la contrarrevolución”. Un funcionario de ETECSA, señala que la gerencia de su empresa le dijo que según informaciones de la Seguridad del Estado, “existe la posibilidad de que seamos asaltados por delincuentes contrarrevolucionarios”. El motivo podría ser “una campaña montada en las redes sociales para que bajen los precios de navegación a internet”.

Julio Ferrer, abogado disidente, presentará en la Fiscalía General una denuncia contra del mandatario Miguel Díaz-Canel por el delito de ‘propagación de epidemias’ al andar sin nasobuco y no respetar el distanciamiento social en un acto cultural convocado por el régimen el 29 de noviembre en el Parque Trillo, en la barriada de Cayo Hueso, del municipio Centro Habana. Ferrer reside en Monte entre Romay y Fernandina, Cerro, al doblar de la casa de la madre de Luis Manuel Otero y cuenta que el 4 diciembre “la Seguridad del Estado montó un auténtico show en los alrededores de la vivienda. Fue demencial. Una cantidad tremenda de agentes desplegados por todo el barrio. El policlínico Abel Santamaría, frente a mi casa, fue tomado por la policía política”

El mensaje tras la represión

Carlos, sociólogo, considera que estos operativos fueron diseñados para transmitir un mensaje contundente a los intelectuales que el viernes 27 de noviembre participaron en el plantón a la entrada del Ministerio de Cultura, en la calle 2 entre 11 y 13, Vedado. Pero sobre todo, para amedrentar a la ciudadanía. “Es una reacción exagerada. Quieren enviar un recado a los intelectuales recordándoles que no van a tolerar sus críticas ni convocatorias al diálogo con quienes piensa diferente. El otro mensaje, subliminal, es para los cubanos. Que sepan que si se tiran a protestar en las calles, van ser reprimidos. El régimen sabe que el ordenamiento monetario puede fracasar, disparar la inflación y devaluar aún más el peso. El desabastecimiento va a continuar. Al igual que las impopulares tiendas en dólares. Esos operativos son un ensayo de lo que pudiera pasar”.

Mientras, los cubanos de a pie golpeados por una feroz crisis económica y desabastecimiento generalizado, no acaban de ver el final del túnel. La sensación que se percibe es que todavía no hemos tocado fondo.

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