CARACAS.- Como Pastor de la Iglesia el Cardenal Diego Padrón hilvanó unas reflexiones, abordando la temática del diferendo sobre el territorio Esequibo y más concretamente sobre la convocatoria del referendo consultivo “animado por el deseo de contribuir, desde un discernimiento humanista y creyente, a una toma de conciencia y a acciones coherentes con nuestra historia nacional en consonancia con nuestros valores más arraigados”.
En un artículo publicado en el portal América Nuestra recordó que los obispos han expresado, como ciudadanos y pastores, “nuestra postura a favor de la soberanía territorial de Venezuela sobre el Esequibo”.
Pero asegura que para ello se deben cumplir varios requisitos, el primero de los cuales, es el de una información veraz y exhaustiva acerca de todo lo que ello implica, a fin de que el conjunto de la ciudadanía pueda actuar en libertad y conciencia.
Sin amenazas y libres
“En efecto, la participación ciudadana ha de ser libre, sin amenazas ni exclusiones. En consecuencia, el referendo no debe estar viciado por fines políticos sectoriales, partidistas o de otra índole y, sobre todo, una “cortina de humo” ante la tragedia nacional, sin olvidar lo que histórica y geopolíticamente está en juego, todo lo cual puede convertirlo en un “boomerang” contra el interés nacional”.
En este contexto aseguró el religioso el lugar privilegiado que ocupa el amplio historial de declaraciones e intervenciones del Episcopado nacional llamando la atención, en las últimas dos décadas, acerca del problema de deterioro, degradación y creciente inviabilidad de la situación en todos los ámbitos de la vida personal y social.
Insistió en que por ejemplo las cinco preguntas que plantea el texto son justamente una piedra de tropiezo para la unidad de todo el país en torno al objetivo común. “Su redacción no es la más clara y pedagógica ni su selección la más democrática. Tales preguntas exigen un serio discernimiento para el que el venezolano medio no está entrenado. Por consiguiente, nadie debe sentirse obligado a responder lo que no entiende ni con lo que no está de acuerdo”.
Venezuela fue engañada
“Como venezolanos tenemos que rechazar el tratado arbitral del 2 de febrero de 1897, que dio por resultado el Laudo Arbitral del 3 de octubre de 1899, porque Venezuela fue engañada, coaccionada y amenazada por parte de los Estados Unidos y Gran Bretaña”, acotó el Cardenal.
Recordó que el tribunal arbitral que dictó la sentencia en el conflicto fronterizo no cumplió su deber y, por lo tanto, su decisión carece de validez. El tribunal dio a Guayana Británica la cantidad de 17.749,01 km2 de territorio que el mismo Reino Unido había reconocido a Venezuela hasta 1886.
En efecto, en su opinión Venezuela ha considerado siempre que la frontera con Guayana Británica está formada por el Rio Esequibo, la misma que admitieron originalmente la sociedad científica de Gran Bretaña y que el Reino Unido había reconocido a la Gran Colombia de la cual Venezuela formaba parte.
En conclusión, afirma el cardenal, “el actual gobierno venezolano no es el único ni el primero ni el mejor defensor de nuestra soberanía sobre el territorio del Esequibo. En este conflicto deberíamos tener como criterio el de la Cámara de Diputados de Venezuela de 1960 que señalaba que un cambio de status en la Guayana Inglesa no podrá invalidar las justas aspiraciones de nuestro pueblo de que se reparen, de manera equitativa y mediante cordial entendimiento, los grandes prejuicios que sufrió la nación en virtud del injusto fallo”.
FUENTE: AMERICA NUESTRA / DIARIO LAS AMÉRICAS