MANAGUA.-Dpa
La crisis de los cubanos agrega nuevos elementos de tensión a la agrietada relación entre San José y Managua
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La presencia de casi 2.000 cubanos indocumentados, que en su viaje a Estados Unidos quedaron este lunes literalmente varados en la frontera entre Nicaragua y Costa Rica, abre nuevas fisuras en la ya difícil relación entre los dos países centroamericanos.
El Gobierno de Nicaragua anunció que denunciará a Costa Rica ante las Naciones Unidas y el Sistema de Integración Centroamericana (SICA) por haber cometido una "violación del territorio y la soberanía" al enviar a "miles de migrantes" cubanos a este país de forma inconsulta el pasado fin de semana.
Por su parte, San José advirtió que podría llevar el caso ante la OEA, debido a las consecuencias de la decisión de Managua de cerrar sus fronteras a los caribeños indocumentados, entre los que figuran hombres, mujeres, ancianos y niños pequeños.
Costa Rica desplazó el fin de semana a su frontera norte a un gran grupo de cubanos indocumentados (entre 1.600 y 1.900 según la prensa local) después de anunciar el viernes que los "deportaría" a Nicaragua conforme un acuerdo bilateral.
Sin embargo, el Gobierno nicaragüense asegura que en ningún momento accedió a recibir a los caribeños, que llegaron a Costa Rica desde Ecuador después de cruzar ilegalmente las fronteras de Colombia y Panamá, con rumbo a Estados Unidos.
Nicaragua acusó el domingo a Costa Rica en un comunicado, de crear "una crisis humanitaria" en la frontera, que permanece militarizada y bajo la vigilancia de fuerzas antimotines de la Policía y de un batallón de infantería del Ejército.
En un segundo comunicado este lunes, el gobierno de Daniel Ortega señaló que "deplora y condena la actitud irresponsable e irrespetuosa" de Costa Rica y advirtió que llevará el caso "como denuncia y como problema" a una reunión del Consejo de Seguridad del SICA a efectuarse mañana en El Salvador.
"Nicaragua condena una vez más la violación de nuestro territorio nacional, de nuestra soberanía, de los puestos fronterizos, y la pretensión inaudita de concederse el Gobierno de Costa Rica el derecho de determinar el ingreso a nuestro territorio de personas que en situación de ilegalidad y con actitudes violentas pretenden recorrer la región centroamericana", subrayó el texto.
Mientras tanto, la embajadora nicaragüense en las Naciones Unidas, María Rubiales, informó que ha notificado al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y a 192 Estados miembros sobre la acción de Costa Rica en la frontera común.
Según el Ejército de Nicaragua, las autoridades de Costa Rica habían promovido desde hace una semana el ingreso de ilegales por "puntos ciegos" de la frontera, hasta desembocar en la invasión de indocumentados ocurrida el domingo.
La televisión de Managua transmitió imágenes de los cubanos, muchos de ellos mujeres que cargaban en brazos a sus bebés y gritaban "queremos salir", tras quedar entrampados entre las dos aduanas fronterizas en Peñas Blancas, 150 kilómetros al sur de Managua, donde el domingo fueron dispersados con balas de goma y gases lacrimógenos por la Policía nicaragüense, según relataron ante las cámaras.
El caso ha recibido críticas de los opositores a Ortega, que lo acusaron de violar los derechos humanos de los migrantes cubanos y le exigieron permitirles la entrada al país.
"Luego de la desmedida reacción represiva, el gobierno de Nicaragua ha tratado de convertir una crisis humanitaria en un problema político-fronterizo con Costa Rica, para manipular a los nicaragüenses", dijo Ana Margarita Vijil, líder del disidente Movimiento Renovar Sandinista (MRS, izquierda).
José Adán Aguerri, presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) de Nicaragua, declaró que la presencia de los migrantes obstaculiza el tráfico de vehículos y especialmente el transporte de mercaderías entre los dos países.
Los cubanos llegaron a Nicaragua después de que, la semana pasada, Costa Rica desarticuló una banda dedicada al tráfico de personas, cuyos miembros les cobraron hasta 15.000 dólares a los caribeños para llevarlos desde Ecuador hasta Estados Unidos y concretar el llamado "sueño americano".
Antes de salir de Cuba, muchos de estos inmigrantes vendieron sus casas y propiedades, según han relatado a medios locales, y se trasladaron vía aérea hacia Ecuador, que no exige visa de ingreso para los ciudadanos de la isla.
"Ya me siento desesperado. Yo salí de La Habana los primeros días de noviembre. El viaje me costado unos 10.000 dólares y me estoy quedando sin plata", narró a medios costarricenses Johan M., uno de los inmigrantes afectados.
El viernes pasado, Costa Rica decidió otorgar un visado temporal a más 1.900 inmigrantes, la mayoría de los cuales estaban varados en la frontera con Panamá (sur), y a unos 300 que ya habían llegado a la capital, por "razones humanitarias" a fin de que pudieran seguir su travesía por el territorio centroamericano.
El canciller costarricense, Manuel González, calificó de "grosera" la reacción de Nicaragua hacia Costa Rica y lamentó que se esté dando ribetes "políticos" a un problema migratorio.
La afluencia de inmigrantes cubanos se ha agudizado luego de que La Habana flexibilizara la posibilidad de que sus ciudadanos abandonen la isla, y se produjera el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Estados Unidos.
A esto se suma, según consideró González, el temor de muchos cubanos de que Washington derogue la Ley de Ajuste Cubano de 1966, que permite acoger a ciudadanos de esa nacionalidad que ingresen a territorio norteamericano.
La crisis de los cubanos agrega nuevos elementos de tensión a la agrietada relación entre San José y Managua, enfrentados desde 2010 por la disputa de un pequeño territorio limítrofe, caso que se dirime en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de la Haya.