Hace dos años y cuatro meses, cuenta la esposa de Yosvany González, que desesperado por la pobreza extrema, el padre de su hijo decidió marcharse a Rusia para ganar dinero. La pareja viajó más de 1.000 kilómetros en el otoño de 2019 desde el municipio Palma Soriano, provincia de Santiago de Cuba, para probar suerte en la capital. “Yo estaba embarazada. Un amigo de Yosvany le prometió trabajo en La Habana conduciendo un bicitaxi. Pa’luego es tarde. Fuimos a la terminal de Santiago y abordamos un tren rumbo a la ciudad”, dice la esposa.
Cuando nació su hijo, en el verano de 2020, “estábamos con una mano delante y otra atrás. La canastilla del bebé me la regalaron amigas del barrio. Yosvany trabajaba por la izquierda en cualquier cosa. Chapeando canteros, ayudante de la construcción o pingueando (prostitución masculina), pero no levantábamos cabeza. También iba al campo a robar aguacates, viandas o matar vacas con una banda. Estuvo varias veces a punto de caer preso. Fue entonces que el dueño de una finca lo contrató para trabajar una parcela sembrando plátanos y frijoles en Quivicán”.
“Cerca de la turbina del agua, el dueño nos dio permiso para levantar una choza. La armamos con trozos de chapa y madera. El piso era de tierra. Por Facebook, Yosvany se puso en contacto con una cubana que se hacía llamar Dayana y contrataba personas para ir a Ucrania. Mi marido no fue engañado. Sabía que iba a pelear en la guerra. La pobreza te obliga hacer cualquier cosa. Yosvany había pasado el servicio militar. En un mes todo se cuadró. Salió de Cuba rumbo Moscú en mayo de 2023 por el aeropuerto de Varadero".
"Después de un mes de preparación militar lo mandaron a Ucrania. Le pagaban 2.000 dólares. Los dos primeros meses, con el pretexto de pagar los gastos le dieron menos dinero. Estuvo dos meses enviando 800 dólares. A mí y al niño no nos faltaba la comida. Hasta que en noviembre de 2024 no supe más de Yosvany”. Todas las pesquisas para conocer el paradero de su pareja han sido infructuosas. “No sé nada de política. Desconocía que Rusia había invadido a Ucrania. No sabía que ser mercenario es un delito de acuerdo a las leyes cubanas. Lo único que quiero saber si está preso o muerto”.
En una lista entregada por parlamentarios ucranianos y asesores del presidente Zelensky a un grupo de activistas cubanos recientemente, en un encuentro que contó con la participación de congresistas estadounidenses, no aparece el nombre de Yosvany González entre los 39 fallecidos confirmados con sus nombres y apellidos por los servicios de inteligencia de Ucrania.
Un funcionario ucraniano afirma que “el número de cubanos muertos en combate pudiera ser diez o quince veces mayor. Hay zonas del frente donde las batallas son arduas. Un día está ocupada por los invasores rusos y otro por fuerzas ucranianas. A veces encontramos cadáveres. Otra, para minimizar sus pérdidas, las tropas rusas los incineran”.
De acuerdo con un informe de Kiev, Cuba encabeza la lista de países proveedores de mercenarios extranjeros que pelean por Rusia. La mayoría son hombres de unos 35 años que marchan al frente a cambio de un salario equivalente a 2.000 dólares mensuales. Los números asustan: un cubano muere en promedio entre 140 y 150 días después de firmar el contrato. Algunos apenas sobreviven una semana. Un auténtico matadero.
Según la inteligencia ucraniana, se estima que alrededor de 20.000 cubanos han sido reclutados por Rusia para participar en la guerra. Se han documentado 39 fallecidos y 250 mercenarios cubanos atrapados cuyos contratos ya vencieron, pero siguen retenidos en unidades rusas.
Las denuncias muestran que no solo arriesgan sus vidas, también son estafados. Una reclutadora rusa, Yelena Smirnova, confesó haber desviado los salarios de 300 a 400 cubanos. A cambio de clemencia, ofreció datos de 6.000 o 7.000 mercenarios más dispuestos a ir al frente.
Documentos presentados por las autoridades ucranianas durante la sesión del jueves 18 de septiembre, incluyen cartas de esposas y madres cubanas dirigidas a la Defensoría rusa, implorando noticias de sus seres queridos desaparecidos. Entre los casos, apareció incluso la primera mujer cubana reclutada para pelear en Ucrania como mercenaria, con contrato y pasaporte en mano. Se llama Dianne García Benavides alistada el 13 de enero de 2025.
De esos 20.000 cubanos, según un cálculo de los servicios de inteligencia de Ucrania, “más de 1.000 han sido verificados con nombres y contratos. Muchos de ellos murieron sin que sus familias recibieran compensación”, afirmó Andry Yusov, portavoz de inteligencia militar ucraniana.
El congresista Carlos Giménez comparó el esquema de reclutamiento con el de las “misiones médicas esclavas”, donde la dictadura cubana se queda con el dinero: “¿Pagan a los reclutas o al régimen?”, se preguntó el legislador y advirtió: “Estás con Ucrania o contra Ucrania. No hay zona gris”.
Un ex oficial de las FAR asegura que es “imposible que el gobierno y la contrainteligencia desconozcan ese esquema de reclutamiento. Optan por virar la cara hacia otro lado. Cuando en 2023 salió la noticia de mercenarios cubanos en Ucrania, en una estrategia para controlar los daños, apareció un audiovisual en el noticiero nacional de televisión donde un coronel de la Seguridad del Estado, llamado César, apuntó que se iba a investigar la trama y había 15 detenidos por mercenarismo. Pero después no se habló más del asunto. Aunque no tengo pruebas, sospecho que el silencio de las autoridades no es gratuito. No sé si reciben divisas en efectivo o créditos para comprar combustible y materias primas que exporta Rusia. Algún acuerdo debe haber”.
Eduardo, licenciado en ciencias políticas, considera “que la participación de mercenarios cubanos, aprobados o no por el régimen, desmonta el relato de una nación a favor de la paz y que condena la agresión de un país a otro. El conflicto de Rusia contra Ucrania es una guerra imperialista de ocupación. Dos cosas han quedado en evidencia: El gobierno ha sido cómplice con el reclutamiento descarado de cubanos para pelear en Ucrania. Y siempre ha estado al lado de Rusia en las votaciones de condena, a pesar de mantener relaciones con Ucrania. Ha estallado por los aires su narrativa de nación antiimperialista. Para el régimen, Estados Unidos e Israel son los ‘imperialistas malos’ y se rasgan las vestiduras en cónclaves internacionales. Mientras China, Rusia y grupos terroristas como Hamás son aliados, se oculta su comportamiento agresivo y criminal”.
La participación cubana en la guerra de Ucrania fue revelada en mayo de 2023 por la propia prensa rusa. La contratación es por redes sociales y se maneja sin demasiada discreción. Abel, abogado, apunta que el mercenarismo es un delito tipificado por el nuevo Código Penal. “Su Artículo 135.1 reza: Quien, con el fin de obtener el pago de un sueldo u otro tipo de retribución o beneficio personal, se incorpore a formaciones militares, o empresas militares privadas, integradas total o parcialmente por individuos que no son ciudadanos del Estado en cuyo territorio se propone actuar, incurre en una sanción de privación de libertad de diez a treinta años, privación perpetua de libertad o muerte”.
Y aclara que igual sanción incurre quien “colabore o ejecute cualquier otro hecho encaminado directa o indirectamente a lograr el objetivo señalado en el apartado anterior. Resumiendo: todos los compatriotas residentes en Cuba que están tomando parte en la contienda bélica o tienen contratos con el ejército ruso o alguna de sus agrupaciones militares privadas están violando nuestras leyes, ya que el mercenarismo o la participación en una guerra sin autorización del gobierno está tipificado como delito”.
Dayán, un habanero que vende paquetes de viajes a Rusia, revela a Diario Las Américas cómo funciona el reclutamiento de civiles para trabajar o combatir en zonas ocupadas por el ejército ruso en territorio ucraniano.
“Conseguir un contrato para ir a Ucrania es fácil. No hay nada secreto. En las redes sociales o Facebook hasta se tiran fotos los cubanos que están en el frente con sus armas y vestidos con el uniforme del ejército ruso. El primer paso es ponerte en contacto con una persona que te tramita el boleto de avión a Moscú sin pagar nada de tu bolsillo. Recuerda que a Rusia se viaja sin visa. Ya en el lugar firmas el contrato, te pagan el equivalente a 2.000 o 3.000 dólares, en dependencia de tu función, y te dan la ciudadanía rusa a los dos o tres años después de licenciarte del ejército”.
“Rusia necesita soldados para construir trincheras y sistemas defensivos, ya que Putin no quiere hacer una movilización general con los rusos. La mayoría de esos cubanos han viajado otras veces a Moscú a comprar pacotillas para revender en Cuba, han ido a trabajar o residen allá. Conocen el paño (cómo funcionan las cosas) y algunos hablan ruso. Es posible que siempre haya un gil (despistado), pero la mayoría es responsable de sus actos”, asevera Dayán.
La esposa de Yosvany no tiene noticias suyas hace casi dos años. “En las instituciones cubanas no cogen ni el teléfono. Le he escrito cartas al gobierno ruso y tampoco me responden. Si está preso quiero saberlo. Si murió quiero recuperar su cadáver”. Se siente en tierra de nadie.