LA HABANA.- El miércoles 11 de septiembre de 2019, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, presidente designado por Raúl Castro, se presentó en una comparecencia televisiva en cadena nacional para hablar sobre el déficit de combustible en la Isla.
LA HABANA.- El miércoles 11 de septiembre de 2019, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, presidente designado por Raúl Castro, se presentó en una comparecencia televisiva en cadena nacional para hablar sobre el déficit de combustible en la Isla.
Peinado al cepillo, con voz afónica y sudoración visible, el gobernante intentó rebajar tensiones. La información que llegaba desde las alcantarillas del poder aseveraba que el país estaba al borde de una volcánica crisis económica. Otra más.
Los rumores callejeros eran alarmantes. “Es un nuevo Período Especial”, decía la gente. Comenzaban las colas para comprar un paquete de pollo y empresas como la metalúrgica Antillana de Acero al sureste de La Habana o la fábrica de cemento en la provincia de Santi Spiritus cerraban por déficit de combustible.
En un intento por llamar a la calma, el ineficaz mandatario del régimen sentenció: “Nuestros enemigos sobredimensionan lo que está sucediendo y hablan de crisis económica. Nada más alejado de la verdad. Es una situación coyuntural, que durará a lo sumo uno o dos meses, mientras esperamos que arriben varios barcos cargados de combustible que están en camino”.
Casi cuatro años después, un segmento amplio de la población opina que Díaz-Canel es un pájaro de mal agüero. Cuando parece que va a dar una buena noticia, se inicia una debacle. Abelardo, barbero y cultor de la santería, luego de hacer un recuento de las meteduras de pata del presidente, oriundo del municipio villaclareño de Placetas, afirma:
“Está ‘cargado’. Cada vez que abre la boca, ocurre una tragedia: se produce un accidente aéreo o se cae un balcón en La Habana y mata a tres niñas. Dijo que el limón era la base de todo y ahora una libra de limones cuesta más de 300 pesos. Hizo hincapié en que la ‘situación coyuntural’ era cosa de dos meses y ya vamos para cuatro años jamando tremenda soga. Es un tipo ‘salao’, con muy mala vibra”.
Las burlas, motes peyorativos y memes a Díaz-Canel en las redes sociales son frecuentes entre los cubanos de a pie. Carlos, sociólogo, considera que “ese descrédito se lo ha ganado a pulso por su pésimo trabajo. Díaz-Canel no es culpable del desastre en Cuba. Eso tiene nombre y apellido: Fidel Castro. Y la mayoría reconoce, públicamente o en privado, que el modelo no funciona. Pero Díaz-Canel no tiene empatía, ni capacidad para sacar al país de esta crisis”, señala y agrega:
“Es un capataz que está en el cargo por su lealtad. Su desempeño deja mucho que desear. Ni siquiera en el Período Especial faltaban los medicamentos básicos como en estos momentos. Lo peor es que no se ve la luz al final del túnel. La mayoría de los ciudadanos no confía en el clan de ministros barrigones que comanda Díaz-Canel. Por eso lo usan como tiro al blanco”.
Enumerar los desaciertos del actual régimen es un inventario extenso. Díaz-Canel y su equipo administran el país a golpe de propaganda política. En materia económica los disparates son de grueso calibre. No hacía falta ser un experto en la materia para saber que el reordenamiento monetario iba a fracasar.
No se necesita ser un Einstein para percatarse de la impopularidad de las tiendas dolarizadas y de la estupidez de prohibir en los bancos el dólar en efectivo. Las meteduras de patas del ‘team’ Canel ya forman parte del surrealismo cubano.
“Es un pa’atrás y pa’lante que te vuelve loco. Hoy te dicen una cosa y mañana otra. Son una partía de ineptos”, opina Servando, taxista particular que desde hace tres días hace cola en una gasolinera de La Habana para comprar combustible.
Si usted recorre la ciudad observará el escaso tráfico vehicular. “Estuve cinco horas en la cola del pan y me llamó la atención que, en la Calzada de Diez de Octubre, donde circulan siete rutas de ómnibus, en ese tiempo solo vi pasar dos guaguas”, comenta Esther, ama de casa.
El déficit de combustible en Cuba, que Díaz-Canel prometió que sería breve, se ha ido agudizando con el paso del tiempo.
Un funcionario de CUPET, empresa abastecedora de combustible en la Isla, reveló a DIARIO LAS AMÉRICAS que “si bien es cierto que desde 2019 ha habido vaivenes con la entrega de combustible, en reuniones sostenidas en los últimos días con dirigentes políticos, se dijo que a finales de abril iban a dictar nuevas medidas para regular el uso del combustible. Las industrias y empresas que no son prioritarias las van a cerrar. Las que son importantes, como complejos lácteos, producción de alimentos, agricultura, ETECSA, fábricas que producen cemento y materiales de la construcción, entre otras, se le recortará aún más su cuota de combustible. Probablemente trabajen solo 15 días y paren el resto del mes. La prioridad máxima es utilizar el poco combustible que llega al país en la generación eléctrica. El gobierno está evitando por todos los medios los apagones. Sabe que pueden provocar otro 11J”.
Al preguntarle al funcionario de CUPET sobre las causas del actual déficit respondió: “Son variadas. La fundamental es que no hay divisas. La movida de volver a aceptar el dólar en efectivo en cuentas bancarias es para obtener determinada liquidez que les permita comprar petróleo a Rusia, Angola y Argelia que los venderían con importantes descuentos, pero algún dinero habrá que darles. O pagarle a Turquía los más de 200 millones de dólares anuales que cuesta alquilar cada patana para que mantenga alumbrada a La Habana”.
Según el funcionario, "Venezuela aclaró, por activa y por pasiva, que no puede mantener el acuerdo de petróleo a cambio de médicos. Tienen comprometida su producción, que apenas alcanzan los 700.000 barriles diarios, con China, Estados Unidos y la Unión Europea. Maduro necesita reactivar programas públicos que le permitan captar votos en las próximas elecciones. Y con el caso de corrupción que hay en PDVSA, la cosa se complica. Raúl fue a Caracas a ‘jinetear’ otro pacto. Pero ‘nananina’ jabón candado. El dominó en Venezuela se trancó”, asegura y concluye:
“Rusia puede vender petróleo a precios asequibles, pero la transportación se encarece por el flete y la guerra contra Ucrania, y, además, no hay dinero en la caja. El verano viene caliente. Se va a intentar que no haya apagones. Pero habrá que rezar, pues si sopla un viento, el sistema electro energético nacional se viene abajo. Al transporte público y privado le van a racionar el combustible. Esta nueva crisis puede desencadenar otras, porque el combustible, y no la limonada, es la base para mantener y desarrollar una sociedad en el siglo XXI”.
Un jefe de taller de la empresa de telecomunicaciones ETECSA, dijo que “con las nuevas directrices, el transporte de los trabajadores se ha tenido que parar. El combustible se va a priorizar en el mantenimiento de las redes. Y solo alcanza para diez días”.
Las colas en gasolineras son de varias cuadras. Héctor, dueño de una moto, cuenta que “desde hace dos semanas encontrar combustible es como jugar al gato y el ratón. El litro de gasolina regular se vende por la izquierda en 120 o 140 pesos. En algunas gasolineras solo están despachando solo 20 litros”.
Debido al déficit de combustible, los precios de los taxis particulares se han duplicado. "Por un viaje que costaba 100 pesos ahora te quieren cobrar 200. Y por la noche te cobran todavía más caro”, manifiesta Irene, estudiante universitaria.
El silencio de la prensa estatal es sospechoso. La gente en la calle se pregunta cuándo el gobierno dará la cara y explicará al pueblo qué está pasando y cómo piensan gestionar la actual crisis.
“Están cuadrando a ver qué cuento nos meten. Ya la cara se les cae de vergüenza de decir tantas mentiras”, expresa Tito. Olga, jubilada, piensa que la próxima semana, “en la asamblea nacional donde escogerán al nuevo presidente, dicen algo. A lo mejor hay sorpresas y cambian de muebles. Ojalá”.
Otros no son tan optimistas. Gretel, gastronómica, está segura de que esa asamblea “dirán cualquier historia, volverán a echarle la culpa al bloqueo y no dudo que Díaz-Canel vuelva a salir. Nada va a cambiar, porque a los que ‘mandamases’, no les falta comida ni gasolina".
A pesar de la crisis de combustible, el régimen mantiene la movilización masiva para celebrar el 1 de mayo en todas las provincias. Mientras esperan el arribo de un barco de petróleo, la propaganda política sigue funcionando a toda mecha. Díaz-Canel le llama ‘resistencia creativa’.